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Pero el diario católico no respondió,
seguramente por voluntad de don Bosco, enemigo
acérrimo de polémicas. Por otra parte, del
desahogo malhumorado del libelista, salta al
exterior un testimonio inesperado de la fama de
santidad que, se quiera o no, circundaba la
persona de don Bosco.
Más grave y con más veneno, fue el asalto que
dio, desde Florencia, La Gazzetta d'Italia del 7
de junio, cuyo autor parece que fuera algún
protestante, molesto quizá por la presencia de los
Salesianos en la ciudad. Había aparecido un nuevo
libro del célebre exjesuita, Carlos Curci 1, que,
a base de repetir cosas ya dichas en otras
publicaciones ((**It15.178**))
lamentaba en éste la poca instrucción de gran
parte del clero italiano. El articulista partía de
esto para hacer ver cómo se reunían y ordenaban
los sacerdotes de Italia, y, por consiguiente,
cómo necesariamente debían estar ayunos del saber
y faltos de educación cívica y sin ninguna
eficacia moral sobre los ciudadanos. Pues bien,
con el aire tranquilo y socarrón de quien quiere
dar a entender que dice verdades incontestables,
añadía:
<>.
Y, continuando por este estilo y generalizando,
sacaba la conclusión de que, en Italia todos
deberían interesarse por la cuestión eclesiástica.
Y al decir 'todos', quería referirse especialmente
al Gobierno, cuyos hombres, a decir verdad, ya se
habían interesado hasta demasiado en el sentido a
que se refería el periódico, desde hacía una
veintena de años.
Mientras tanto, se hacía en Toscana una indigna
presentación de los Salesianos, diciendo que eran
una chusma de gente inculta, zafia y retrógrada.
Don Bosco tenía en la mente estas nefastas
insinuaciones, cuando habló a los exalumnos
sacerdotes en la reunión anual del primero de
agosto. El orador de la fiesta se había creído en
la obligación de tener que rebatir tan malévolas
acusaciones. Y don Bosco, tomando ocasión de sus
palabras, contó que hacía pocos años, una
1 C. M. CURCI, La nuova Italia ed i vecchi
zelanti, Francia, Fratell: Bencini, editores,
1881. Fue puesto en el Indice por decreto del 15
de junio de 1881; el autor se sometió
laudablemente y reprobó la obra.
(**Es15.162**))
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