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quiere confiar, comenzando por mandarnos socorros
para que progrese rápidamente la nueva
construcción, que costará bastantes cientos de
miles, si no se necesita algún millón. Don Bosco
reza y trabaja cuando puede para salir bien de la
empresa, sin dejar de intentar cualquier medio que
pueda ayudar, pero siempre está diciendo que
necesita las oraciones de los muchachos>>.
((**It15.149**)) La
audiencia del Padre Santo no se hizo esperar
mucho; el Beato se apresuró a escribir una
relación para los Cooperadores, que apareció en el
Boletín de mayo 1.
Será de gran satisfacción para vosotros,
Beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, conocer
la insigne benevolencia que el Padre Santo ha
manifestado para con vosotros, y que yo os
comunico con mucho gusto.
El 23 del corriente abril, por la tarde, se
dignó recibirme en audiencia privada Su Santidad
León XIII. Tuve comodidad para exponerle el celo
con que los Cooperadores ayudan nuestras obras de
caridad en Italia, Francia, España y América. Con
extraordinario interés quiso el Padre Santo
informarse minuciosamente de la iglesia y del
colegio de los Llanos de Vallecrosia, junto a
Ventimiglia, de La Spezia y de Florencia. El Padre
Santo tiene un particular interés por estas obras,
porque -decía él- ayudan directamente a la
Iglesia, asaltada por el error y por los que lo
propalan. Comunicadles en mi nombre que mando la
Bendición Apostólica a esos celosos Cooperadores,
que les agradezco todo lo que están haciendo y les
recomiendo la firmeza en su propósito de hacer el
bien. No faltan dificultades, pero Dios no dejará
de prestar su ayuda. La obra que les está
encomendada es grande. El recoger a los muchachos
pobres, educarlos y evitar que acaben en la
cárcel, para entregarlos a la sociedad, hechos
buenos cristianos y honrados ciudadanos es algo
que, por fuerza, ha de obtener la aprobación de
los hombres de toda condición.
-Pero, >>cómo van la iglesia y las escuelas del
Sagrado Corazón de Jesús en el Esquilino?,
>>progresan los trabajos?, >>adelantan o están
parados?
Yo pude responder que los trabajos avanzan
rápidamente y que hay cerca de ciento cincuenta
obreros que dedican su arte y su industria a
aquella Obra, tantas veces bendecida por Su
Santidad. Hice notar que la caridad de los fieles
nos animaba, pero que el gravamen de la obra
comenzaba a dejar sentir la falta de dinero.
Un momento antes una persona había ofrecido al
Padre Santo la cantidad de ciento cincuenta mil
francos para el óbolo de San Pedro.
-Vedlo, me dijo con jovialidad, este dinero
llega a tiempo: lo recibí con la mano derecha y os
lo doy con la izquierda; tomadlo y que os sirva
para los trabajos emprendidos en el Esquilino.
Espero que el mundo apreciará este esfuerzo del
Sumo Pontífice para una Obra que he tomado a
pechos y confío que otros generosos donantes no
dejarán de cooperar con los medios que Dios puso
en sus manos. Me gusta mucho que hayáis podido
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organizar limosneros. Así, recogiendo limosnas
pequeñas, se podrán reunir más fácilmente los
medios que se necesitan.
Me pareció que, en aquel momento, el Padre
Santo estaba algo emocionado y exclamó:
1 La relación lleva la fecha de la audiencia;
se la envió a don Juan Bonetti el 29, con esta
advertencia: <>.
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