((**Es15.123**)((**It15.131**))
CAPITULO IV
DE FRANCIA A ROMA
Y DE ROMA A TURIN
MULTIPLES asuntos, algunos de ellos graves y
delicados, reclamaban imperiosamente la presencia
de don Bosco en Roma; así que, al volver, siguió
viaje hasta allí sin pasar por Turín. Pero como se
acercaba el tiempo pascual, durante el cual era
muy poco o nada lo que podría hacer en Roma, pasó
un par de semanas visitando las casas de Liguria y
aprovechando la estación propicia para buscar
limosnas.
Salió, pues, de Niza, el 27 de marzo,
acompañado por don Celestino Durando y el clérigo
Reimbeau y se dirigió primeramente a Vallecrosia.
Aquella comunidad se componía de dos sacerdotes,
un clérigo y dos coadjutores, los cuales, a la
espera de que la nueva casa estuviera en
condiciones para ocuparla, vivían muy
austeramente; tanto que don Bosco y sus
acompañantes tuvieron que dar gracias al caballero
Moreno que les ofreció generosa hospitalidad. El
clérigo Reimbeau describe cómo vivían aquellos
hermanos 1:
<>He visitado, cuando era miembro de la
Sociedad de San Vicente de Paúl, muchas familias
menesterosas, pero rara vez encontré alguna más
pobre.
>>Frecuentemente, ((**It15.132**)) cosa
increíble, durante semanas enteras, no comen más
que legumbres cocidas con agua y sin más
condimento que la sal.
>>No obstante, soportan tales privaciones con
una alegría que causa estupor y nunca vi caras más
alegres. Habitan en una verdadera cabaña de
patagones; la capilla es un almacén de aceite, lo
mismo que las clases. Es tan reducida que se sufre
la falta de aire; yo no podía resistir y me
ahogaba.
>>Pero pronto pasarán a una casa espaciosa,
donde hallarán abundante recompensa a los actuales
sufrimientos>>.
1 Carta a don Julio Barberis, San Remo, 3 de
abril de 1881.
(**Es15.123**))
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