((**Es14.75**)
20 de marzo, porque las audiencias estaban
suspendidas hacía dos semanas; decíase que de
quinientas peticiones, sólo cuatro habían sido
atendidas 1. También él había pedido audiencia el
8 de marzo, en carta a monseñor Macchi; pero
inútilmente. Como le urgia la cosa, porque además
pensaba ir a Magliano antes de marchar, el día 20
se recomendó a monseñor Boccali, camarero secreto
en servicio, para que le obtuviera un momento de
audiencia. Este Prelado, natural de Perugia y
confidente del Papa, conocía a don Bosco desde el
año anterior 2. Le contestó casi inmediatamente
que se encontrase aquella misma tarde en la
antesala pontificia a las tres y cuarto; así lo
hizo, el Papa apareció a la hora precisa; estaba
solo y en hábito de paseo, es decir, con manteo y
sombrero rojo. Don Bosco, que estaba esperando en
la sala del trono, se dio cuenta de que el Padre
Santo le recibía de buen grado. Le pidió como
Cardenal protector al Secretario de Estado, y el
Papa le contestó que era cosa hecha; le habló
también de otras cosas; pero don Juan Bonetti y
don Joaquín Berto, que esperaban a cierta
distancia, no se enteraron de más. Despacito, don
Bosco acompañó al Padre Santo hasta la litera, que
estaba preparada para llevarlo de paseo por los
jardines. El familiar recibimiento y la no
acostumbrada confianza de León XIII en el trato,
le confirmaron la verdad de cuanto había oído
decir a varios Prelados sobre las buenas
disposiciones del Papa para con él. Y, si no tuvo
audiencia privada de otra forma, fueron muchas y
largas las conferencias que sostuvo con el
Secretario de Estado y con otros Prefectos de
Congregaciones, pero entonces nada se supo y ya no
se podrá saber al menos enteramente, en el futuro,
de qué asuntos se trató en ellas.
Seis días después de esta audiencia, con una
tarjeta de la Secretaría ((**It14.79**)) de
Estado, que llevaba la firma de monseñor Serafín
Cretoni, se notificaba oficialmente a don Bosco el
nombramiento del Protector en estos términos
honoríficos:
<>.
En tiempos de Pío IX hacía de Protector el
cardenal Oreglia, pero sólo a título oficioso,
puesto que aquel Pontífice había reservado para
1 Carta de don Juan Bonetti a don Miguel Rúa,
Roma, 21 de marzo de 1879.
2 Véase: vol. XIII, pág. 590.(**Es14.75**))
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