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((**Es14.74**) y favores, concedidos el 9 de mayo de 1876 por Pío IX a los Cooperadores salesianos, se extendieran a cuantos vivían en las casas salesianas. Con la tercera volvía a suscitar la cuestión de los privilegios, pidiendo la renovación de los dos concedidos por Pío IX el 21 de abril de 1876, ((**It14.77**)) el antedicho sobre las confesiones y el de las ordenaciones extra tempora. Esta última súplica la dejó en manos del abogado Leonori, al salir de Roma. Escribió, ademas, al Papa para conseguir títulos honoríficos a cuatro insignes bienhechores, por quienes sentía la necesidad de mostrar públicamente su gratitud: la encomienda de san Gregorio Magno para el señor Julio Rostand; un título prelaticio para el abate Guiol; el de caballero de Capa y Espada para el barón Amado Héraud, y una cruz de caballero para el señor Benedicto Pel… de Este 1. Le fueron concedidos estos últimos favores, menos el segundo. En cuanto a las indulgencias, un Rescripto del 22 de abril concedía: 1.° Indulgencia plenaria in artículo mortis, el día de Navidad, de la Inmaculada, de san José, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, de san Francisco de Sales y Pascua, a todos los que frecuentaban los oratorios festivos y las casas de la congregación. 2.° La misma indulgencia plenaria a los que asistiesen por lo menos a la mitad de los sermones de los ejercicios espirituales, que se predicaran en nuestras iglesias y oratorios privados. 3.° Trescientos días de indulgencia, cada vez que recitasen la jaculatoria María, Auxilium Christianorum, ora pro nobis, y cien días cada vez que hiciesen meditación 2. No nos consta el resultado que tuvieron las otras súplicas. Conviene, sin embargo, tener siempre presente que don Bosco no tendía exclusivamente mediante semejantes actos, y ni siquiera principalmente, a alcanzar favores o beneficios: valíase de ellos, sobre todo, como medios sencillos y naturales para llamar la atención del Papa y de las Congregaciones romanas sobre sus obras, lo cual serviría para la consolidación de la Sociedad y para disipar informes erróneos. Así precisamente se explica la costumbre de introducir en sus peticiones largos informes, que, a primera vista, podrían parecer fuera de lugar ante la finalidad que se proponía, como puede cualquiera ((**It14.78**)) comprobar facilmente leyendo los documentos publicados al final del volumen. El Beato se presentó una sola vez al Papa. No pudo verle hasta el 1 Véase: Apéndice, doc. 10, A-E. 2 Véase: Apéndice, doc. 11.(**Es14.74**))
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