((**Es14.703**)
B
Excelencia:
Ayer tuve la más benévola audiencia del Padre
Santo y, según le prometí, no dejé de hablar de V.
E. y pedir su ((**It14.824**)) santa
bendición para su familia. Consintió con gran
efusión de corazón y, a mi paso por Florencia,
espero poderle decir sus textuales palabras.
El señor conde Joannini me dijo que V. E. me
tiene preparada una buena cantidad de dinero para
pagar el pan de nuestros pobres muchachos. Se lo
agradezco de todo corazón y pido a Dios que le
recompense su caridad. Creía poder recibir yo
mismo este regalo en persona, mas, por una carta
que recibo de Turín, me doy cuenta de que pasan
grandes apuros mis representantes de la casa de
Valdocco con algunos pagos de urgencia. Si V. E.
se dignase poner este dinero en manos del
Secretario del Arzobispo de esa capital, añadiría
favores a favores. Este sacerdote, don Justino
Campolmi, tendría facilidad para enviar
rápidamente todo a Turín. Que Dios le bendiga,
señor Conde, y le dé muchos años de vida feliz
coronada con la gloria del cielo, mientras,
profundamente agradecido, tengo el honor de
profesarme de V. E.
Roma, 20 de enero de 1869
Su
atto. y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Seguramente saldré de Roma el día 8 del
próximo febrero.
C
Excelencia:
Entre los insignes bienhechores del Oratorio de
San Francisco de Sales tengo el gusto de contar
desde hace veinticuatro años con el señor José
Cima, celoso empleado del Estado y actualmente
recaudador de los impuestos correspondientes a
Novi Lígure. Este generoso señor dedicó sus
solicitudes y una parte de su hacienda a promover
la fundación y sostenimiento de asilos infantiles,
escuelas nocturnas, y asociaciones de caridad para
los pobres. Fue siempre fiel cumplidor de sus
deberes y trabajó, sin ahorrar fatigas ni
peligros, cuando lo reclamaba el bien del Gobierno
y de la humanidad, como lo atestiguan muchos
documentos, dos de los cuales le acompaño. Varias
veces hubiera podido ascender en el escalafón de
los cargos, pero no accedió a ello por graves y
especiales motivos, que le obligaron a permanecer
en su patria. Favoreció ya varias veces a más de
sesenta muchachos pobres que están recogidos en la
casa anteriormente mencionada. Ahora, vista la
grave necesidad que atraviesan estos jovencitos,
se dignó ofrecer la considerable cantidad de seis
mil liras para proveerles de ropa en la inminente
estación invernal y pagar la deuda que debíamos al
panadero que nos suministra el pan cada día.
Por estos y otros motivos, que corresponden a
tan fiel funcionario, y que ((**It14.825**))
ciertamente el Gobierno no ignora, me atrevería a
elevar un respetuoso pero encarecido ruego a V. E.
a fin de que se digne proponerlo a Su Majestad
para una condecoración Mauriciana. Esta
condecoración pública animaría a este rico señor a
continuar
(**Es14.703**))
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