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juntos el conde Carlos ((**It14.71**))
Conestábile y el marqués Vitelleschi, por quienes
supo que el Papa les había hablado de él con mucho
entusiasmo. El príncipe Gabrielli llegó mientras
don Bosco estaba comiendo, mas no permitió que se
le molestara, y dejó su tarjeta diciendo que
volvería después de media hora, como lo hizo. En
el palacio de la duquesa Salviati, que deseaba
hablarle y con la que esperaba también el marqués
Patrizi, estuvo de conferencia más de tres horas.
El Beato visitó también a algunas personas del
Gobierno, Ministros y altos cargos. Pero sólo
tenemos noticia de un asunto tratado por él en
aquellos ambientes. Hacía cinco meses que pendía
sobre el Oratorio la amenaza de cierre de los
cursos de bachillerato. Fue realmente una cuestión
muy grave, cuyos preliminares se desarrollaban
entonces y que trataremos ampliamente en otros
capítulos distintos.
En medio de tan múltiples y trabajosos cuidados
no perdía de vista las necesidades del Oratorio, y
se industriaba por ir recogiendo algún dinero para
enviar a don Miguel Rúa, que pedía y pedía sin
parar... Envióle una vez mil doscientas cincuenta
liras; otra, mil novecientas; y a la tercera,
seiscientas. Un día dijo a don Juan Bonetti 1.
-<>.
Se cumplió el pronóstico y preguntóle don Juan
Bonetti cómo había logrado saberlo. Y él
respondió:
-<>.
Parece que se trataba de cinco mil liras
llovidas sobre el Oratorio, no sabemos de dónde;
destinadas a atender las urgentes e ingentes
necesidades del Oratorio, el Beato no cesaba de
repartir en Roma boletos de la lotería, propagando
su noticia con esta circular:
Beneméritos señores Cooperadores salesianos y
señoras Cooperadoras de Roma:
Los muchachos internados en el Oratorio de San
Francisco de Sales en Turín, apremiados por graves
necesidades, se encomiendan a los beneméritos
Cooperadores ((**It14.72**)) y
Cooperadoras de esta santa Ciudad. Se ha iniciado
una rifa en su favor y, en nombre de los mismos,
me atrevo a ofrecer a... boletos número ...
rogándole tenga a bien aceptarlos o repartirlos
entre sus personas amigas; mas si, a fines del
corriente mes, le quedaran boletos, que usted no
deseara guardar, puede con toda libertad
devolverlos.
Verdad es que esta obra benéfica está destinada
a un Instituto muy lejos de Roma; pero puedo
asegurar que será por completo en favor de algunos
muchachos romanos
1 Carta a don Miguel Rúa, 10 de marzo de
1879.(**Es14.69**))
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