Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es14.683**) aquellos días a estar quedo en su habitación por el mal estado de su salud y, por ello, envió en su lugar a don Miguel Rúa para que le disculpara y representara en cuanto podía. Nótese que don Miguel Rúa es la primera autoridad en la Congregación después de don Bosco. Informado por Su Excelencia de que el objeto de la invitación a don Bosco era el mismo de las escuelas junto a la iglesia del Sagrado Corazón, respondióle que don Bosco y su Capítulo no podían ser, de momento, de parecer contrario al que yo le había manifestado en las dos conversaciones que había sostenido con él. Pero tanto yo como don Bosco, don Miguel Rúa y cuantos tuvieron conocimiento del proyecto del señor Arzobispo, estábamos a mil leguas de sospechar siquiera la gravedad extrínseca de este ofrecimiento y, menos todavía, de prever las desagradables consecuencias que se seguirían a nuestro cargo. Y esto, sobre todo, después de la terminante negativa que dieron al proyecto otras Congregaciones, como anteriormente se dijo, mientras que nosotros sólo pedimos una dilación. Por la legítima y sencilla exposición del hecho podrá Vuestra Eminencia formarse el juicio que pide el caso. Dígnese darme su santa bendición y permítame el alto honor de profesarme, De V. E. Rvma. Turín, 10 de julio de 1880 Su atto. y s. s. JUAN CAGLIERO, Pbro. ((**It14.800**)) 62 Carta de monseñor Gastaldi a don Bosco Reverendísimo Señor: El día 12 del mes corriente, hacia las cuatro de la tarde, junto con mi Maestro de ceremonias, uno de los Secretarios de mi Curia, el Vicario foráneo de Volpiano y el señor Enrique Gedda, visité el colegio, que V. S. tiene en San Benigno Canavese. Fuimos recibidos cordialmente, primeramente por el Prefecto y después por el Rector, el cual nos acompañó amable y respetuosamente por todas partes, nos enseñó cuanto podía interesarnos contemplar y examinar, y permaneció a nuestro lado hasta que volvimos a subir a nuestros coches; y no salimos del edificio sin tomar un generoso refresco. Entramos en los talleres; y creo que es mi deber hacer algunas observaciones. En el de los carpinteros todos se movieron para cumplir los actos de respeto que en toda la cristiandad prestan los fieles a los Obispos, cualesquiera que ellos sean, honrando en ellos la plenitud del Sacerdocio propia del carácter episcopal; los dos muchachos entregados al oficio de herrero se mostraron menos respetuosos, aunque uno de ellos me besó la mano y juntos satisficieron nuestro deseo de ver taladrar en un instante una gruesa lámina de hierro con una maquinita, que impresionó mi imaginación. Pero, en los talleres de encuadernación, sastrería y zapatería, excepto el joven clérigo que los vigilaba, el cual se levantó y vino a besarme la mano, los demás ni se movieron; todos siguieron inmóviles en su puesto, ni hicieron el más mínimo acto religioso, (**Es14.683**))
<Anterior: 14. 682><Siguiente: 14. 684>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com