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((**Es14.682**) 61 Carta de don Juan Cagliero al Cardenal Nina Eminencia Reverendísima: El hecho que motivó la carta de V. E. del 23 de junio pasado, sucedió precisamente estando don Bosco ausente de Turín, desde hacía varios meses. Y como quiera que el ofrecimiento de la casa y terreno, de que habla en su veneradísima, fue hecho por S. E. Rvma. al señor Arzobispo de Turín al que esto escribe y por mí, a la Congregación Salesiana, por eso yo, mejor que ningún otro, estoy en condiciones de presentar a V. E. nuestro benévolo Protector, las aclaraciones del caso. El día 22 de marzo pasado, me envió S. E. Rvma. Mons. Arzobispo una carta en la que me ofrecía, y por mí a la Congregación Salesiana, el empleo de una casa y un capital de seis mil liras, a condición de abrir un Oratorio festivo y dos escuelas gratuitas diarias para los chicos de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Mientras envié copia de la carta de S. E. Rvma. a don Bosco, entonces en Roma, y esperaba su contestación, fui personalmente al señor Arzobispo para agradecerle su ofrecimiento, pedir aclaraciones sobre el proyecto y visitar el local en cuestión. Todo examinado, y teniendo en cuenta que el mismo ofrecimiento ya había sido hecho a otras corporaciones religiosas, que no lo habían aceptado, y que la Congregación Salesiana, por falta de personal, no estaba en condiciones de abrir una nueva casa, con trescientas liras anuales, que es el resultado de un capital de seis mil liras, determiné juntamente con don Miguel Rúa, también interesado en el proyecto de Monseñor, que la Congregación se encontraba en la imposibilidad de cargarse con el peso de aquel proyecto. Llegó mientras tanto la contestación de don Bosco desde Roma, en la que me decía que el proyecto de Su Excelencia, aunque muy digno de alabanza, podía convenir a los RR. Padres Capuchinos, a quienes estaba confiado el cuidado parroquial de la iglesia del Sagrado Corazón. ((**It14.799**)) Volví entonces a hablar con el señor Arzobispo y le expuse mis observaciones y la respuesta de don Bosco. Pero, deseando complacer el pensamiento de Su Excelencia, dije: 1.° Que estaríamos dispuestos a abrir el oratorio festivo, sin tener en cuenta el sacrificio de la distancia de los cinco kilómetros, que hay de nuestra casa de Valdocco a la iglesia del Sagrado Corazón; y enviando cada domingo el personal necesario para el fin propuesto, como ya lo hacen los Salesianos con los oratorios de San Luis y de San José, el primero poco distante y el segundo bastante próximo a la parroquia del Sagrado Corazón. 2.° Podríamos aceptar las escuelas, tan pronto como estuviese abierta al culto la iglesia de San Juan Evangelista, próxima a la Casa y al terreno ofrecido para este fin, porque, desde allí, podrían trasladarse dos maestros mañana y tarde con facilidad, para hacer funcionar las escuelas que deseaba el señor Arzobispo. Encontrando justas mis observaciones, concluyó Monseñor conmigo que la Congregación Salesiana no podría tener abierta una casa con trescientas liras anuales solamente y dijo que se suspendiesen por entonces las gestiones y se aguardara hasta la apertura de la iglesia y la casa de San Juan Evangelista, cuyas obras se aproximan a su término. Llegó, mientras tanto, don Bosco de su visita a nuestras casas de Liguria y fue invitado por el señor Arzobispo a ir a palacio. Nuestro Superior se veía obligado por (**Es14.682**))
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