((**Es14.678**)
testimonio de fidelidad a la Religión y a su
Cabeza. <<íVivan los franceses!>>, añadió. Son
ciertamente incomparables, cuando se trata de
hacer actos de fe y devoción, que no se superan,
ni igualan en ninguna parte. Soy feliz al
encontrarme con vosotros esta tarde, porque
también yo soy francés, no sólo imitándoos en
vuestras peregrinaciones a Roma, sino por las
obras salesianas que hemos fundado en vuestro
país, obras que van cada día tomando mayor
expansión. A este propósito, dejadme haceros una
invitación: la de que me prestéis el apoyo de
vuestras plegarias y de vuestra caridad,
inscribiéndoos en la Pía Unión de Cooperadores,
cuya finalidad es, como sabéis, la de preservar
del peligro a tantos jóvenes abandonados que,
privados de educación, no tendrían más remedio que
ir a parar a las cárceles o los correccionales. En
las casas que hemos fundado, esos pobres muchachos
aprenden oficios, conforme a su edad y su sexo, y
reciben, además, instrucción para ser buenos
cristianos y honrados ciudadanos. Como
comprendéis, necesitamos que nos ayudéis para el
buen resultado de esas obras, destinadas, según yo
creo, a realizar un gran bien entre la juventud.
Contribuyendo a ello, participaréis de unos
tesoros espirituales, realmente extraordinarios,
que nos han sido concedidos por el Soberano
Pontífice, y vuestro título de Cooperadores
((**It14.794**)) os da
derecho, no sólo a los numerosos favores
espirituales, que dicho título lleva consigo, sino
también a los favores materiales que ofrecen
nuestras casas, las cuales, con motivo de vuestra
cooperación, se convierten, por así decirlo, en
vuestras. Qué de peticiones de fundaciones
salesianas se nos están haciendo desde España,
Portugal, Africa y América, pero todas mis
preferencias se centrarán, ante todo, en Francia,
a la que tengo un amor especial.
<>.
(Bulletin
Salésien, junio 1880)
58 (el original en latín)
A los Directores y otros
Superiores
de cada casa Salesiana saluda en
el Señor
En el pasado mes de septiembre, tuvo lugar el
Capítulo General en nuestro Colegio de Lanzo y se
tomaron muchas deliberaciones de gran utilidad
para nuestra Congregación. Pero, antes de que sean
enviados a la imprenta dichos Decretos, para
comunicarlos a nuestros socios, como aún son
precisos tiempo y bastante trabajo, nos ha
parecido bien haceros constar anticipadamente
algunas normas, que consideramos de la máxima
necesidad para la práctica de cada día, y cuya
observancia os recomendamos encarecidamente en el
Señor. Helas aquí:
1. Las deliberaciones que ya se tomaron en el
anterior Capítulo General, léanse, principalmente
las que se refieren a la moralidad y a la
economía, y ténganse muy presentes.
2. Pongan su máxima diligencia los Directores
para que cada socio les abra libre y
espontáneamente, cada mes, su corazón. Además,
trate cada uno de hacer el Ejercicio
(**Es14.678**))
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