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Carta del conde Cays al comendador
Dupraz
Ilmo. Señor Comendador:
Antes de responder a su apreciadísima del 4 de
los corrientes, ha creído oportuno el reverendo
don Bosco reunir el Capítulo y someter a éste la
intrincada cuestión. Se presentan esencialmente
dos puntos importantes: 1.° La difícil situación
para los que han de responsabilizarse de una casa,
con una escuela, dirigida por persona
independiente de ellos. 2.° La escasez de medios
económicos, que obligaría a la Casa Madre a
grandes sacrificios.
Con las susceptibilidades que se han
despertado, el Director de la casa queda reducido
a la condición de un simple testigo, que, tal vez,
no podría poner el pie en las escuelas, ni
acercarse a los alumnos durante el tiempo de
recreo y tendría que limitarse a hablarles en la
capilla, como podría hacerlo un sacerdote
cualquiera invitado a predicarles, a celebrarles
la santa misa, a oír sus confesiones y nada más.
La apertura de un Oratorio festivo, que es lo
único con lo que don Bosco deseaba comenzar, se ha
hecho muy problemático, si se tiene en cuenta el
último considerando 1, que dio lugar a la
confirmación de la oposición gubernamental a la
escuela libre, que el abate Vincent se proponía
abrir. Una nueva escuela libre, situada en las
mismas condiciones que la que despertó tantos
celos, sería ocasión de que éstos se repitieran, y
comprometería el oratorio, la enseñanza del
catecismo y hasta la existencia de un futuro
internado y de la casa. Es, pues, necesario tomar
todas las preocupaciones para estar perfectamente
provistos de los permisos y facultades que se
requieren y no extender demasiado nuestra esfera
de acción, limitándola, tal vez, sólo a los
menesterosos y estando ojo avizor para no dar el
más mínimo pretexto a las autoridades
escolásticas. También conviene prever todas las
dificultades para el oratorio festivo, a fin de
establecer después un modus vivendi en relación
con el nuevo educador, ante el público y también
ante las autoridades civiles.
Pasando a la segunda cuestión, es evidente que
con un nuevo educador, aunque fuera de limitadas
pretensiones, el gasto anual no bajaría nunca de
las tres mil liras. Se trata, pues, de un
sacrificio anual de mil quinientas a dos mil liras
para la Congregación. Las previsiones sobre el
apoyo de un internado son también muy
problemáticas; es cierto que, estando las cosas
como ahora están, no se podrá obtener fácilmente
el necesario permiso, por lo menos para este año.
Si este permiso hubiese de prorrogarse todavía
algunos años, el sacrificio, que se impondría a la
Casa Madre ((**It14.777**)) sería
superior a sus fuerzas, máxime con lo mucho que le
dan que pensar las otras cuatro o cinco casas de
Francia, que están también endeudadas.
A pesar de todas estas dificultades, el
Capítulo, prestando particular atención a los
grandes sacrificios que usted ha realizado, y
queriendo favorecer hasta donde le es posible las
piadosas intenciones de un bienhechor tan insigne,
estaría dispuesto a intentar la prueba por un año,
durante el cual remediaría la deficiencia de
recursos económicos, añadiendo mil quinientas
liras, siempre que no se pidiese más personal que
el presente, a saber, el maestro director, un
segundo maestro, un sacerdote y el cocinero;
mientras tanto, se podrían estudiar todos los
medios que para otro año
1 <>.
(**Es14.663**))
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