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vigente ley Casati, la cual excluye del Consejo al
Gobernador y a otros miembros actuales y da su
presidencia al Delegado. El ministro Coppino, al
promulgar el Reglamento de 1867, se dio cuenta de
que iba contra la ley Casati. Tanto es así, que el
Decreto real de 22 de septiembre de 1867, firmado
por él, terminaba con este artículo: El presente
Decreto será sometido a la aprobación del
Parlamento para ser convertido en Ley. En cambio,
no fue convertido nunca en Ley y queda todavía
como simple Decreto real; y, sin embargo, fue
ejecutado y todavía se ejecuta í íícomo si fuese
una ley!!!
Esta observación puede ayudar mucho a nuestro
don Bosco para su causa, y la presentará al.
Consejo de Estado. El puede invocar la ley contra
el Consejo Escolar de Turín para anular como
ilegales sus deliberaciones, especialmente porque
el Gobernador no debe ingerirse en este Consejo.
Adiós a toda prisa y saludos para todos. Te
ruego envíes a su destino la aquí, adjunta, y me
repito.
Roma, 27 de octubre de 1879
Todo tuyo
J. ALLIEVO
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El Oratorio asilo benéfico
El Oratorio de San Francisco de Sales no es un
Bachillerato privado
La denominación de Bachillerato privado,
inexactamente dada al Oratorio de San Francisco de
Sales en estos últimos días, perjudicó, y mucho, a
sus muchachos internos.
Para dar a la Autoridad escolar y a las demás
Autoridades del Estado una idea justa de la índole
y finalidad de este centro, ciertamente ayudará un
informe histórico, en el que se vea cuáles han
sido sus relaciones con las Autoridades públicas y
cómo éstas lo han reconocido constantemente como
una obra de caridad desde sus comienzos hasta el
presente.
Principios y finalidades de este
Oratorio
Quede antes bien sentado, cómo el que esto
escribe, pudo averiguar, al visitar las cárceles
de esta ciudad, que un crecido número de muchachos
pagaban la pena de delitos, a los que habían sido
arrastrados por el abandono y la inconsciencia,
más que por la malicia. Pudo también convencerse
((**It14.740**)) de
que, si estos jovencitos, en la época de su puesta
en libertad, encontraban un ánimo benévolo que los
sostuviera, ya no recaían en los delitos expiados
y muchos de los que están en peligro, las más de
las veces forasteros, podían, con una paternal
asistencia, mantenerse alejados del mal vivir con
mucha facilidad.
Con este fin, comencé en 1841 la obra de los
Oratorios, o sea de los campos de recreo, donde,
especialmente en los días festivos, se reúnen
niños pobres y abandonados. En ellos se los
entretiene con la gimnasia, la declamación, la
música, el teatro y
(**Es14.632**))
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