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Y, a continuación, repitió con pelos y señales
cuanto había pasado por la imaginación de la
religiosa, incluido el detalle de la orejas. La
pobrecilla se ruborizó, y él, acaso para quitar
importancia al detalle, le preguntó sonriente:
-Hermanita, >>a dónde va?
-A Cerdeña.
->>Y qué va a hacer en Cerdeña?
-Voy destinada a un orfanato femenino.
-Pero, >>y si por el contrario tuviese que
encargarse de los chiquillos?
-íOh!
->>No le gustaría?
-No.
((**It14.677**)) -Sin
embargo, se puede hacer mucho bien con los
golfillos.
Una de las otras dos monjitas terció en el
diálogo, diciendo:
-Don Bosco, envíe sus sacerdotes allí. íPodrán
hacer mucho bien!
-Por ahora, respondió sacudiendo un poquitín la
cabeza, me parece que Cerdeña no es para nosotros.
íYa veremos!
Entre tanto, llegaron a Sampierdarena. Don
Bosco se dispuso a bajar, saludó con su
<> a las compañeras de viaje y,
volviéndose a la hermanita joven, le dijo:
-Sor Brambilla, que trabaje mucho con los
muchachitos...
Una vez que llegaron las hermanas a Livorno,
encontraron en la residencia de sus hermanas una
carta para ellas. La destinataria recibía el
encargo de comunicar a Sor Brambilla que ya no
debía ir al orfanato femenino, sino al hospicio
masculino. Más tarde comprendió, ya en su destino,
el porqué del consejo que don Bosco le dio al
despedirla. Se trataba de una casa paupérrima con
cincuenta niños huérfanos que cuidar e instruir;
dos de las cinco hermanas que estaban trabajando
allí, habían ido a recibir el premio de sus
sacrificios en los últimos seis meses. Ella, pues,
tuvo que compartir aquel cúmulo de trabajo con las
supervivientes, y, cincuenta años después, para
gloria del nuevo Beato, nos contaba de viva voz y
por escrito el precioso encuentro.
En 1932 se reavivó entre los hermanos de
Marsella el recuerdo de una vieja predicción hecha
por don Bosco en 1880. Rodeaban entonces el
oratorio de San León varias casas y terrenos, y
nadie preveía cuándo podrían convertirse en
propiedad de los Salesianos, o mejor, de la
Sociedad Beaujour. Nadie, salvo don Bosco. Frente
al ángulo nordeste de la casa número sesenta en la
calle <>, es decir,
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