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Otra predicción, igualmente fúnebre, pero
expresada en términos que, a primera vista,
ocultaban la verdad, es la que hizo a la baronesa
Jocteau. Esta señora que había internado a uno de
sus hijos en el colegio de Valsálice, siendo
director don Juan Bautista Francesia, llevó al
Beato, a otro más pequeño para que lo bendijera.
El pobrecito estaba enfermucho y tullido en
lastimoso estado. La madre suplicaba de rodillas
al Siervo de Dios, el cual, cosa insólita en él,
lo levantó, lo sentó sobre sus rodillas y le dijo
amablemente:
-íSí, sí, le bendigo con mucho gusto!
Pero antes dirigió al niño unas palabras sobre
la vida eterna y el paraíso, y añadió
cariñosamente:
-El año tal, tal día y a tal hora, estarás
mejor.
Y finalmente lo bendijo. La madre salió
llorando de alegría; pero aquel día y a aquella
hora precisa su hijo murió. La Baronesa,
desilusionada en sus esperanzas, se enfadó tanto
que, por un largo período de tiempo no quiso ir a
visitar a don Bosco. Más tarde, el canónigo
Anfossi, que solía contar el hecho, pudo arreglar
un poco sus ideas. Habiéndose desahogado ella con
él, trató de explicarla de buenas maneras que,
para don Bosco, lo mejor era el paraíso y le hizo
ver que su hijito, merced a la oraciones de don
Bosco, estaba gozando de Dios, lo que debía
servirle de gran consuelo. Entonces la Baronesa,
como si se le cayera una venda de los ojos,
comprendió y dio gracias al Señor. ((**It14.675**)) Y
ahora una profecía de larga vida. En el monasterio
de las Sacramentinas de Bassano del Grappa, murió
el 20 de junio de 1931 la monja María Auxiliadora
de San José, quien, aunque era de complexión
débil, fue admitida al noviciado de Turín en 1880,
únicamente porque don Bosco, consultado por la
joven, habíale asegurado que podría aguantar la
observancia monacal. El mismo don Bosco le regaló
una medalla que tenía por un lado la imagen de
María Auxiliadora y, por el otro, la de san José,
por lo que le pareció muy extraño que las
Superioras, desconocedoras de tal detalle, le
asignasen precisamente aquel nombre monástico.
Pero aún hay más. El Beato le había hecho también
esta otra predicción:
-Pasarán muchos años cuando una abadesa y
algunas religiosas de la región de Venecia se
fusionarán con las Sacramentinas; entonces usted
será destinada allí, será elegida superiora, y
aquél será el lugar de su santificación, para ir
después al paraíso, a la misma edad que yo tendré
cuando me muera.
La religiosa, en efecto, fue enviada en 1901 a
fundar el monasterio de Bassano del Grappa, en la
provincia de Venecia, sin haber revelado nunca a
nadie la profecía de don Bosco. Años más tarde, en
1916, fue
(**Es14.575**))
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