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de don José que, habiendo conocido a don Bosco en
Turín 1, no cesaba de insistir. Pero don Bosco
procedía en sus fundaciones con mucha ponderación;
mientras no se presentaban las cosas claras, no
aventuraba a sus hijos. Había dado una prueba
elocuente de su buena voluntad hacia Lugo, al
dicho señor, con una interesante carta, que sólo
ahora llegó a nuestro conocimiento. Hay que
observar en ella la mención que hace a la
exclusión de todo color político de sus
instituciones. Ardía por la Romaña y sobre todo en
Lugo, la lucha con los republicanos, con cuyo
nombre se designaba generalmente a todos los
anticlericales de la región; era lógico que la
correspondencia del señor Carlos se resintiese de
la temperatura política local.
((**It14.662**)) Mi
querido señor Carlos:
En todo aquello que aprovecha a la juventud en
peligro o sirve para ganar almas a Dios, yo voy
adelante hasta la temeridad. Su proyecto de
empezar algo que sirva para apartar del peligro a
los muchachos pobres y abandonados y librarlos de
la cárcel, haciéndoles buenos ciudadanos y buenos
cristianos, es también mi propósito.
Por tanto, prepare usted el campo y la mies y
yo, con gran alegría, daré una vuelta para conocer
personalmente y agradecer a tantos hermanos, que
ya me tratan con tan gran caridad.
Me he atenido a la sugerencia dada y he rogado
a don Carlos Cavina que acepte el cargo de
Decurión Salesiano 2 y así tendríamos un centro.
Procure, pues, ponerse en relación con el para
nuestras cosas.
Don José envía veinticinco diplomas de
Cooperador y mandará más cuando sea necesario 3.
Usted me ha invitado a entrar en danza; he
aceptado la invitación, pero es preciso que nos
esforcemos con todos los medios y todos los
sacrificios para llevarla a término.
Téngase presente que, si queremos ir adelante,
es necesario que no se hable nunca de política ni
a favor ni en contra; nuestro programa sea hacer
el bien a los muchachos pobres.
No olvido todo lo demás que me escribe y que me
servirá de tema para otra carta.
Dios bendiga a su familia pequeña y grande 4;
presente mis respetuosos saludos a nuestros
colaboradores; diga a todos que, con gusto, los
encomiendo cada día en la santa misa, y que me
encomiento a sus oraciones.
1 JOSE VESPIGNANI, Un año en la escuela de don
Bosco, págs. 98-100. San Benigno Canavese, 1930.
2 Era el párroco de Lugo. Murió en septiembre
de 1880. En una carta del 11 de mayo de 1877 a don
Bosco, firmada por nueve vecinos de Lugo y escrita
caligráficamente por Carlos Vespignani, ya él
firmaba <>.
3 Después de su gira por las Marcas y la
Romaña, en octubre de 1878, don Clemente Bretto
envió, sólo a Fermo, 24 de estos diplomas. Don
Bosco y los suyos aprovechaban todas las ocasiones
para hacer conocer y multiplicar los Cooperadores.
4 Es una expresión que acude a menudo a la
pluma de don Bosco. Por <>
entiende la de aquel o aquella a quien escribe;
por <>, la familia salesiana, de la que es
considerado miembro o parte quien recibe la carta.
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