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((**Es14.556**) volvió a sus antiguos propósitos y tuvo una muerte edificante, digna de un buen hijo de la Congregación. En el archivo de la Casa Madre, han reunido las hermanas todo un centón de noticias sueltas, procedentes de hermanas que conocieron a don Bosco y tuvieron con él algún encuentro; entresacamos algunas que se refieren al 1880. Son palabras, son rasgos, son predicciones del futuro, que nos presentan alguna faceta característica del Siervo de Dios. La madre Petronila Mazzarello estuvo presente en el momento en que el Beato se encontró en Nizza, por un corredor de la casa, con una hermana no muy observante y le preguntó, con su acostumbrada dulzura paternal, cómo estaba. -De salud, bien, contestó la hermana, pero de alma... Don Bosco le dijo: -Mira, la salud del cuerpo está en las manos de Dios: la del alma, en nuestras manos. Sor Vicenta Bessone fue aceptada por él como postulanta; en esta circunstancia, le puso ligeramente la mano sobre la cabeza, preguntándole: -Cabellos de oro; >>pero es también de oro el corazón? Después añadió: -Aguarda un año todavía y vendrás. La joven observó fielmente la consigna. Sor Angelina Demartini recuerda haber visto a don Bosco en Lu, el 1880, cuando era niña de nueve años e iba a la escuela de las Hermanas. Entró el Beato en clase y, pasando paternalmente la mano sobre la cabeza de las alumnas, preguntaba el nombre; ellas, después, ya crecidas, se hicieron religiosas en buen número, y nunca pudieron dejar de pensar que había sido efecto de la visita y de la bendición de don Bosco. Sor Sofía Miotti escribe que, en cierta ocasión, ella y algunas hermanas, que no habían visto ni oído nunca a don Bosco, pidieron al Director que las llevara a Turín y que él ((**It14.653**)) mandó contestar: -Dirás a las Hermanas que no estamos hechos para vernos ni para hablarnos en este mundo, sino para estar siempre juntos allá arriba en el cielo. Las Hermanas Teresina Germano y Jacinta Morzoni refieren dos hechos, que revelan en don Bosco al hombre de la caridad. Cuenta la primera un episodio, ocurrido en Nizza en agosto de 1880. Era todavía postulanta, cuando se encontró casualmente junto al grupo de las Madres, bajo el pórtico que daba al antiguo comedor de la comunidad. (**Es14.556**))
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