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salieron en masa a recibirlas. Las autoridades
religiosas y civiles habían preparado un digno
recibimiento. A la mañana siguiente, en la iglesia
principal, llena de fieles, fue invitado don Juan
Cagliero a decir unas palabras y explicó qué era
una Hermana de Caridad, y qué era el Instituto de
las Hijas de María Auxiliadora y su programa de
educación cristiana de las niñas. En los dos días
sucesivos, trató con el Ayuntamiento y con la
Congregación de Caridad varios ((**It14.651**))
asuntos, concernientes a la buena marcha y a la
estabilidad del nuevo colegio femenino, que debía
abrirse lo antes posible.
A la vuelta pasó por Randazzo, donde encontró
que el colegio salesiano progresaba rápidamente.
Fue de nuevo a Catania, después a Caltanisetta, a
Siracusa, a Noto, a Acireale y a Mesina y fue
recibido en todas partes con gran entusiasmo por
aquellos celosos Pastores, impacientes por tener
en sus diócesis a los hijos de don Bosco 1.
Entre las maestras enviadas a Bronte estaba sor
Carolina Sorbone, hermana de sor Enriqueta 2; don
Bosco le había hecho dos profecías, un par de
meses antes de partir para Sicilia. Dos penas la
angustiaban;
el deseo de ir a América, más bien que a Sicilia,
y el temor de que un hermano suyo, salesiano, no
perseverase. Aquella vez, tuvo la fortuna de
hablar a solas casi una hora <>, según ella se expresa 3. Don Bosco,
después de decirle que estuviese tranquila, porque
leía en su corazón como en un libro abierto,
añadió:
-Por ahora, haced de América un sacrificio a
Dios y preparaos para ir a Sicilia. Allí sufriréis
mucho y hallaréis muchas contrariedades internas y
externas, pero la bendición que os doy os
mantendrá fuerte contra ellas.
En efecto, todo se cumplió. Confiesa la hermana
que sólo la fuerza de aquella bendición pudo
librarla de cometer un disparate en sus luchas
espirituales, que fueron espantosas. En cuanto a
su hermano Carlos, temía que, acostumbrado a la
vida militar durante nueve años, no perseverase en
la Congregación Salesiana hasta el fin de su vida.
El hermano, ((**It14.652**)) vuelto
de Randazzo, se encontraba entonces en la casa de
Magliano; y parecía que ya estaba a punto de
abandonar la vida religosa. Pero, poco después de
su llegada a esta casa, le atacó una enfermedad,
que lo llevó a la tumba. Al acercarse su última
hora,
1 Carta de don Juan Cagliero a don Bosco,
Randazzo, 27 de octubre de 1880. Hay otra carta
importante, escrita en Noto, a don Miguel Rúa y
que puede leerse en el Apéndice (Doc. núm. 75).
2 Véase vol. XIII, págs. 179-182.
3 Relación escrita por ella, a petición de don
Miguel Rúa (Borgomasino, 8 de abril de 1888).
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