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Obliviscere domum et parentes tuos, iacta super
eos curam Domini 1.
Dios te bendiga siempre, mi querido Fagnano,
reza y haz que recen por mí, que soy siempre tuyo
en J. C.
Turín, 21 de octubre de 1880
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Sr. Don José Fagnano, párroco de Carmen
de Patagonia. República Argentina.
Tocaba ahora a don Santiago Costamagna, sucesor
interino de don Francisco Bodrato en el gobierno
de la Inspectoría, llevar adelante la gestión
concerniente al Vicariato Apostólico. El anterior
Presidente de la República, autor del Proyecto de
ley que autorizó la expedición militar de 1879,
había permitido a los Salesianos acompañar a las
tropas y estaba óptimamente dispuesto hacia ellos;
ello nos permite creer que no habría puesto
dificultades. Pero los disturbios políticos no
permitieron a don Francisco Bodrato entablar
negociaciones con él. Era, pues, necesario
entablarlas con el nuevo Presidente, general Julio
Roca, que en todo tiempo se había manifestado
benévolo con los nuestros. Don Bosco pidió en
noviembre a don Santiago Costamagna que pusiese
manos a la obra. En la carta que le escribió sobre
este tema, él menciona al señor Antonio Oneto,
((**It14.646**)) que ya
en 1876 había solicitado algún Salesiano para el
Chubut 2.
Muy querido Costamagna:
He recibido las diversas noticias que me das.
Conforme con todo para tu norma. Te mando copia de
la carta escrita al general Roca. Cuando vayas a
visitarle, lleva contigo las diligencias hechas
para el proyectado Vicariato de Patagonia.
El Padre Santo lo desea vivamente y, sin él, la
Propagación de la Fe no nos da nada y nuestras
misiones y la misma autoridad gubernativa de la
provincia patagónica son siempre muy inciertas.
Estamos preparando activamente una expedición
de Salesianos para América. Don Juan Cagliero está
en Sicilia. Tan pronto como llegue, concertaremos
todo.
He escrito también, en términos generales, al
señor Oneto, que me ofrece grandes proyectos; yo
los estudiaré, los estudiarás tú y los estudiarán
otros también. A todos los de América que pasan
por aquí, les recomiendo nuestras deudas de
América. Si ves que alguna carta pueda ser útil,
dímelo, y la escribiré al momento.
Otros te escribirán otras cosas. Saluda
cordialmente a mis queridos hijos de América.
Diles que los quiero de corazón y que cada día los
encomiendo en las santa misa.
1 Olvida la casa y a los parientes, rogando que
de ellos cuide el Señor.
2 Véase vol. XII, pág. 226.
(**Es14.550**))
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