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América, por el apostolado de los Salesianos, con
innumerables niños educados en la virtud, con
pueblos de infieles convertidos y con cristianos
santificados>> 1.
Tan pronto como se enteró de la llegada de don
Bosco, mandó a preguntar cuándo y cómo le sería
posible entretenerse amigablemente con él. Don
Bosco buscaba la manera de anticiparse yendo él a
Albenga, pero el Obispo le tomó la delantera, fue
a Alassio y sostuvo largo rato íntimo coloquio con
el Beato. Cuando el Prelado partió, don Bosco y
todos los Superiores lo acompañaron a la estación.
Antes de que los Capitulares y los Directores
emprendieran el viaje de vuelta, don Bosco hizo
reunir en conferencia a todos los hermanos de la
casa; pero, como se sintiera demasiado cansado,
encargó a don Miguel Rúa que hablara en su lugar;
presidió él, sin embargo, rodeado ((**It14.54**)) de los
Superiores mayores. Era la primera vez que en una
reunión de este género cedía a otro la palabra.
Cuando don Miguel Rúa salió para Turín, le dio
dos cartas y una tarjetita, para entregar a sus
destinatarios. Las cartas iban dirigidas a su gran
amigo don Pedro Vallauri y a su hermana enferma.
Queridísimo don Pedro:
Le adjunto esta carta para la señora Teresa, su
hermana Si ve que ya no puede leerla por sí misma,
haga el favor de leérsela usted mismo y asegúrele
que ofrecemos nuestras oraciones comunitarias y
privadas. Usted, por su parte, querido don Pedro,
cuide su propia salud. Pediré siempre a Dios por
usted.
Estoy de camino para Roma, a requerimiento del
Padre Santo. Si desde allí puedo servirle en algo,
me tiene a sus órdenes. Ruegue por mí y nuestros
pobres muchachos (40.000) y créame siempre en J.
C.
Alassio, 9 de febrero de 1879
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Benemérila señora Teresa Vallauri:
Don Miguel Rúa me trajo noticias de usted y
siento mucho que sus sufrimientos hayan ido en
aumento. Sabe Dios cuánto hemos pedido por su
curación. No hemos sido escuchados, y seguiremos
insistiendo. Pero estamos ciertos de que nuestras
oraciones comunitarias aprovecharán a la salud del
alma. Tenga fe en Jesús y en María Auxiliadora.
Usted ha sido muy caritativa con nosotros y,
mientras exista la Congregación Salesiana, mañana
y tarde, se harán oraciones por usted.
1 Card, G. ALIMONDA, Il mio Episcopato, Vol.
II, pág. 444, Turín, Tip. Sal. 1886.(**Es14.54**))
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