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la cabeza. Preguntado entonces por un eminente
personaje dónde pensaba encontrar los medios, en
tiempos tan críticos y anormales, contestó:
-En la Providencia.
A lo que aquél replicó, preguntando si era un
privilegio suyo tener la Providencia a su
disposición. Y don Bosco respondió:
-Gracias a Dios, nunca nos ha faltado 1.
En efecto, como veremos, gastó dos millones
para la iglesia y uno y medio para el colegio,
cantidades muy considerables para aquellos
tiempos.
Pero es un deber añadir que no tentó a la
Providencia, sino que también buscó cuanto pudo.
Son increíbles las molestias, trabajos y
sufrimientos, a que se sometió para cumplir el
deseo del Pontífice;
trabajos y sufrimientos que, en frase de don
Francisco Cerruti, testimonio de los mismos, le
acortaron la vida 2. Por todos estos motivos,
llevada a buen término la gran obra, León XIII,
algún tiempo después de la muerte del Siervo de
Dios, dijo a su sucesor:
-íFue verdaderamente una idea feliz la de
confiar a don Bosco la erección de la iglesia del
Corazón de Jesús en el Castro Pretorio! 3.
Pero don Bosco miraba lejos. Nuestro monseñor
Juan Marenco recordaba una misteriosa palabra
suya, ((**It14.592**)) que el
tiempo no debe enterrar en el olvido. El mismo día
en que aceptó el costosísimo ofrecimiento, el
Beato le preguntó:
->>Sabes por qué hemos aceptado la casa de
Roma?
-Yo no, respondió aquél.
-Pues bien, escucha. La hemos aceptado porque
cuando el Papa sea lo que ahora no es y como debe
ser, pondremos en nuestra casa la estación central
para evangelizar la comarca romana. Será una obra
tan importante como la de evangelizar la
Patagonia. Entonces los Salesianos serán conocidos
y resplandecerá su gloria.
>>Encerraban un vaticinio estas palabras? Por
de pronto el Papa no es hoy día lo que entonces
era, sino como debe ser. En cuanto a lo demás, el
tiempo dará la respuesta. Pero, sea ello un
vaticinio o no, resplandece aquí de todos modos un
rayo del celo que ardía perennemente en el corazón
de nuestro Padre, que ponía manos a unas empresas,
mientras acariciaba otras.
1 L.c., número VI, De heroica spe. & 135
(testigo, don Francisco Dalmazzo).
2 L.c., número III, De operibus ac
fundationibus, & 67.
3 L.c., número VI, De heroica spe, & 13
(testigo, don Miguel Rúa).
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