((**Es14.48**)
pequeñas faltas? Téngase en cuenta que el que cada
semana y a lo largo de ésta cae siempre en muchas
pequeñas culpas, no da de sí muy buena señal.
Cuando acabó de decir lo que se proponía sobre
este tema, hizo dos recomendaciones sobre la
convivencia de personas extrañas con los socios.
Que no se tuviese en nuestras casas, como jefes de
taller, ni al frente de secciones algo
influyentes, a individuos, que no tuviesen
intención de pertenecer a nuestra Sociedad. Que
tampoco se permitiera nunca a maestros de oficio
asalariados, vivir en nuestra casa; sino que, ante
la necesidad de tener que pagar a alguno, no se le
concediera habitación, sino que se le considerase
como externo y viviera fuera de casa.
Por último, se procedió a la admisión de
algunos novicios a los votos perpetuos. Como
algunos pidieron, después, hacerlos trienales, don
Bosco remachó su opinión de que los votos
trienales eran ocasión de demasiadas tentaciones
para los jóvenes, muchos de los cuales no
resistirían a los halagos del mundo a causa de
este estado, precario según ellos, del cual podían
librarse fácilmente; mientras que, con los votos
perpetuos, estaban todos generalmente más
tranquilos y no pensaban ya en su porvenir, que se
consideraba decidido.
<((**It14.47**))
necesarias; exclúyanse los demas>>.
Así terminó, a hora avanzada, aquella sesión.
Don Bosco había manifestado sobre los votos
trienales las mismas ideas que en la tarde del 18
de octubre de 1878, conversando con don Julio
Barberis y don Pedro Guidazio en la galería de su
habitación. Después de hablar de su falta de
simpatía por los votos trienales, había añadido:
<>.
Esta reiterada afirmación pide alguna
aclaración. La Congregación, en su forma
definitiva, no se presenta toda de golpe en la
mente de don Bosco. La idea de asociarse
colaboradores rondó muy temprano(**Es14.48**))
<Anterior: 14. 47><Siguiente: 14. 49>