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CAPITULO XXIII
EL ESPIRITU DE DON BOSCO EN SUS
CARTAS
LAS cartas de don Bosco publicadas son muchas
menos que las que fueron destruidas o yacen
olvidadas. Saltaban de los puntos de su pluma con
gran rapidez, como generalmente puede verse por el
mismo descuido de la letra; por eso tienen el
mérito de la sincera espontaneidad. En ellas no
pierde nunca el dominio de sí mismo y la calma
imperturbable que se manifestaba en toda su vida
exterior. Quien lee unas cuantas siente su ánimo
penetrado de una especial disposición a
pensamientos de paz. El espíritu de Dios, que vive
en los Santos, guía su pluma lo mismo que su
lengua.
Abriremos la serie contenida en el pequeño
epistolario de este capítulo con
TRES CARTAS PATERNALES
Una está dirigida al Director de Varazze. Se ve
que éste esperaba con impaciencia la respuesta a
otra suya. La forma de la misma manifiesta la
prisa que le acosaba.
Muy querido Monateri:
No hay más remedio que contestar cuando se
puede; ten paciencia. Diré, pues:
1.° A nuestro buen amigo, futuro párroco de
Varazze, no puedo ((**It14.558**)) por
ahora concederle otro sacerdote, sino la ayuda que
nuestros sacerdotes del colegio puedan prestarle,
y que ciertamente harán dentro de lo posible.
2.° El joven Fassio, de quinto curso, tenga la
bondad de repetir la carta, porque no puedo
encontrar la que me parece haber recibido de él en
este mare magnum de cartas.
3.° Bendigo de todo corazón y rezo por el
jovencito Cirilo Corazzale y su hermanito enfermo
hace tres años.
4.° Pido a Dios que te conceda salud, ciencia y
santidad para bien gobernar a tus pajaritos y
convertirlos en santos como san Luis e intrépidos
Salesianos.
Dios te bendiga, querido Monateri, y contigo a
todos nuestros queridos hermanos y alumnos; y
rogad también por mí, que siempre seré en J. C.
Turín, 8 de junio de 1880
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
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