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que se cierran colegios y se encarcela a maestros.
Aquí en Italia no llega la malicia a sospechar de
nosotros. Pero, en La Navarre y en Saint-Cyr,
hemos heredado una sucesión peligrosa, pues, antes
de nosotros, hubo casos horrendos. Al principio
del año, escribiré una carta a los Directores,
tocando los puntos principales para la guarda de
la moralidad. Seamos exigentes especialmente en
ordenar que todos hagan el ejercicio de la
((**It14.552**)) buena
muerte, sacerdotes, clérigos y coadjutores y se
vigile atentamente a todos y haya puntualidad en
levantarse y en asistir a la meditación. En todo
tiempo, pero especialmente ahora, para nosotros la
moralidad es cuestión de vida o muerte. íAy de
nosotros, si el público llegara a saber cosas
infamantes de nosotros! Sacrifiquemos nuestra
vida, pero defiéndase siempre y triunfe siempre la
moralidad.
Relacionado con la juventud, esperanza de la
Congregación, don Bosco tuvo un sueño en la noche
del ocho al nueve de agosto que contó el día 10
durante los ejercicios espirituales a los
novicios. Existen dos versiones de este sueño; una
de don Julio Barberis, hecha un poco de prisa, la
otra es una traducción del francés, también
defectuosa; aquel año había en San Benigno varios
franceses. Nos serviremos de entrambas completando
la primera con datos de la segunda. El sueño se
podría titular: <>. Don
Bosco se expresó más o menos en estos términos:
<>Es posible que don Julio Barberis haya hecho
este disparate? Pero >>dónde habrá podido
encontrar tanto dinero?
Vi en él a muchos jóvenes sentados a la mesa.
Pero no comían. Cuando entré yo en el local
acompañado de otro, tomaron el pan como para
empezar a comer.
El salón estaba elegantísimamente iluminado,
pero con una luz que no dejaba ver de dónde
procedía. Los cubiertos, las servilletas, los
manteles eran tan blancos que los mas blancos de
los nuestros en su comparación parecerían sucios.
Cubiertos, vasos, botellas, platos, eran tan
brillantes y hermosos que yo sospeché que estaba
soñando y me dije:
-íDebo de estar soñando! íNunca vi en San
Benigno tanta riqueza! Con todo, estoy aquí y bien
despierto.
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Entretanto observé a los jóvenes que estaban allí,
sin comer. Entonces pregunté:
->>Pero qué hacen ahí que no comen?
Y mientras yo decía esto todos se pusieron a
comer.
Al fijarme en los comensales reconocí a muchos
jóvenes de nuestras casas y a
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