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futuro vitam aeternam. Reavivemos, pues, nuestra
fe, beneméritos señores, y estudiemos la manera de
asegurarnos un bien tan grande.
La segunda observación es ésta. Algunos creen
que dar limosna es un consejo y no un precepto, y
por lo tanto, con tal de no hacer mal uso de sus
bienes, piensan haber hecho lo suficiente para
salvar su alma. Este es un engaño fatal, que
impide desgraciadamente muchas obras buenas en el
mundo y arrastra muchas almas a la eterna
perdición, como arrastró al rico Epulón. Es más
fácil, ha dicho Nuestro Señor Jesucristo, a un
camello pasar por el ojo de una aguja que a un
rico salvarse, si pone su corazón en las riquezas
y no se cuida de los pobres. Este no pecará, si se
quiere, contra la justicia, pero peca contra la
caridad y >>qué diferencia hay entre ir al
infierno por haber faltado contra la justicia o
condenarse por haber faltado contra la caridad?
Pero que ayudar a los necesitados no es un
consejo, sino un mandamiento, aparece claramente
en la Sagrada Escritura. No faltarán pobres en la
tierra donde vives, decía el Señor en la antigua
ley, por eso te mando que abras la mano al pobre y
al menesteroso: idcirco ego praecipio tibi ut
aperias manum fratri tuo egeno 1. Y el divino
Salvador, hablando de la limosna, emplea el verbo
en modo imperativo diciendo: Quod superest date
eleemosynam (Dad de limosna lo que os sobra) 2. Y
para no dejar duda alguna sobre esta materia,
declaró que, en el día del juicio, llamará al
reino eterno a los que en la tierra hicieron obras
de caridad, y enviará al infierno a los que
rehusaron hacerlas 3. Otra vez dijo: No el que
hubiere dicho: Domine, Domine, Señor, Señor,
entrará en el reino de los Cielos, sino el que
hubiere hecho la voluntad de mi Padre, que no se
contenta con palabras, sino que quiere obras
buenas 4. Por eso el apóstol Santiago escribe que
la fe misma no sirve para la salvación, si no va
acompañada de las obras, y dice que una fe sin
obras en una fe muerta, fides sine operibus mortua
est 5.
Me he entretenido un poco más en tratar este
tema, no porque yo crea que alguno de vosotros lo
necesita, sino para que, si se presenta la
ocasión, se sirva de ello para quitar de la cabeza
a otros ciertos prejuicios. En cuanto a los
Cooperadores y a las Cooperadoras, compruebo cada
día que hacen y saben hacer la caridad y confío en
que querrán ((**It14.547**))
continuar mostrándose así verdaderos imitadores de
san Francisco de Sales, que se hizo todo para
todos, para ganarlos a Dios, y repetía a menudo:
Dadme almas y quedaos con lo demás: da mihi
animas, cetera tolle. Lo habéis oído, y lo leéis
también cada mes, a dónde va a parar vuestra
caridad. La esperanza, o mejor la certeza, de ser
útiles a tantos muchachos pobres, apartarlos de
los peligros del mundo, educarlos para Dios, para
la Iglesia y para el cielo, os debe alegrar mucho
y haceros parecer ligero cualquier sacrificio.
Animémonos, pues, y escuchemos el aviso que nos
dejó el Salvador: granjeaos amigos con vuestros
bienes; para que, cuando al fin de vuestra vida
tengáis que dejarlo todo, éstos os reciban en las
eternas moradas, facite vobis amicos de mammona
iniquitatis, ut, cum defeceritis, recipiant vos in
aeterna tabernacula 6. Amigos nuestros serán
entonces tantas, tantas almas salvadas por nuestra
mediación; amigos nuestros, los ángeles custodios
de estas almas; amigos nuestros, los santos a
quienes habremos proporcionado compañeros en el
Cielo; y, lo
1 Dt.,XV,11.
2 Lc., XI, 41.
3 Mt., XXV, 34-36.
4 Mt., VII, 21.
5 St., II, 20.
6 Lc., XVI, 9.
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