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Ilustrísimo Señor:
He sabido por fuente segura que, hace unos
meses, el señor Arzobispo de Turín ofreció como
donativo a la Congregación de los Salesianos una
hermosa casa con terreno bastante amplio, que él
posee junto a la nueva iglesia parroquial del
Sagrado Corazón de Jesús, y eso con el intento de
que los Salesianos abrieran allí dos clases
gratuitas elementales para muchachos pobres, de
las que hay gran necesidad en aquella parte nueva
de la ciudad. A este ofrecimiento añadiría el de
seis mil liras, declarándose también dispuesto a
aumentar esa cantidad para facilitar la aceptación
de su ofrecimiento.
Ahora bien, por cuanto se me ha referido, todo
esto fue recibido con mucha frialdad por dicha
Congregación, de modo que el señor Arzobispo acabó
suplicando por carta a V. S. Ilma. se presentase a
él para ponerse de acuerdo sobre el asunto que
tratamos.
Pero, en lugar de ir V. S. en persona, envió a
un miembro de su Congregación con el fin de saber
qué quería dicho Prelado, el cual, no obstante
haber declarado que esperaba una decisión de V. S.
sobre el mencionado ofrecimiento, aguarda todavía
una respuesta definitiva.
No oculto a V. S. que esta relación me ha causado
alguna sorpresa. Pues me parece que, después de
las dificultades existentes entre V. S. y el señor
Arzobispo, hubiera debido hacer todo lo posible
para corresponder a los dichos benévolos
ofrecimientos, y dar así V. S. una prueba del
interés que tiene por vivir en buena armonía con
el mismo Prelado. No pudiendo dudar de ello, me
veo inducido a pensar que graves razones le tienen
perplejo entre aceptar o no, según que la conducta
seguida en el asunto de que se trata pueda parecer
menos apta para quitar de en medio las discordias,
tantas veces deploradas.
Pero no queriendo apoyar mi juicio únicamente
en lo que se me ha referido hasta ahora, ruégole
me proporcione alguna aclaración a este propósito,
mientras con los sentimientos de mi más
distinguida estimación me confirmo,
De V. S. Ilma.
Roma, 23 de junio de 1880
Afmo. seguro servidor
L. Card. NINA
((**It14.535**)) Don
Bosco respondió al Cardenal en los términos
siguientes:
Eminencia Reverendísima:
Como quiera que el asunto que se refiere al
señor Arzobispo de Turín (carta del 23 de junio p.
pdo.) fue tratado por otros en mi ausencia, he
juzgado oportuno hacerlo exponer concienzudamente
por quien intervino en él. Y no puedo por menos de
sentir amargo pesar al ver tergiversadas las cosas
de esta manera:
Por este mismo estilo, se dictó la sentencia de
suspensión contra don José Lazzero, director de
esta Casa Madre, sin guardar ninguna forma
canónica. Otro tanto ha sucedido con don Juan
Bonetti, suspendido en la ciudad de Chieri hace ya
más de año y medio y, a pesar del repetido
requerimiento de la Sagrada Congregación del
Concilio para que dé razón de su proceder, no ha
querido responder jamás y sigue la
(**Es14.457**))
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