((**Es14.456**)
He aquí de qué se trataba y cómo anduvieron las
cosas. Monseñor Gastaldi deseaba se abriese una
escuela gratuita y un oratorio festivo para niños
junto a la nueva iglesia del Sagrado Corazón de
Jesús; ((**It14.533**))
dirigió una carta el 22 de marzo de 1880 a don
Juan Cagliero, declarando que le ofrecía a él, y
por su medio a la Congregación, un local de su
propiedad más seis mil liras, a condición de que
los Salesianos asumiesen la obligación de mantener
abiertas perpetuamente dos clases elementales
gratuitas para niños pobres durante diez meses del
año y un oratorio festivo. Para este fin se
estipularían dos escrituras, una notarial y legal
de venta a tres miembros de la Sociedad Salesiana
y otra entre Monseñor, don Miguel Rúa y don Juan
Cagliero y los tres propietarios compradores, los
cuales, en nombre de la Congregación, asumirían
dichas obligaciones; en el caso de incumplimiento,
la propiedad pasaría al Arzobispo de Turín pro
tempore (por las circunstancias). Esta escritura
se sometería a la aprobación de la Sagrada
Congregación de Obispos y Regulares. Unía a la
carta el plano del local y esperaba una respuesta
afirmativa.
Monseñor debió escribir en estos términos a don
Juan Cagliero porque no ignoraba que don Bosco
estaba en Roma. Don Juan Cagliero, sin embargo,
retrasó la respuesta porque quería esperar el
regreso de don Bosco, pero el Arzobispo volvió a
escribirle el 8 de abril:
<>.
Don Juan Cagliero se presentó a Su Excelencia.
Sabíase en casa que el mismo ofrecimiento lo había
hecho ya a otras Corporaciones religiosas, que lo
habían rechazado. Ponderado bien el asunto, don
Juan Cagliero manifestó que la Congregación
salesiana, por la escasez de personal y de medios
no estaba en condiciones de abrir una nueva casa
con las cargas exigidas y con sólo trescientas
liras anuales, intereses de las seis mil liras
ofrecidas. Concluyó, pues, que por entonces no
había posibilidad de aceptar las obligaciones de
tal ofrecimiento. El Arzobispo mismo encontró
justas las observaciones de don Juan Cagliero y
convino en que una entrada de sólo trescientas
liras anuales, era del todo insuficiente para el
fin propuesto, por lo cual se estableció suspender
las negociaciones hasta ((**It14.534**)) la
inauguración de la nueva iglesia y casa de San
Juan Evangelista, situadas cerca del lugar
mencionado, desde donde se podrían después enviar
sin gran dificultad, mañana y tarde, dos maestros
para la escuela.
Parecía, pues, que todo quedaba arreglado,
cuando don Bosco recibió del cardenal Nina la
siguiente carta, fechada a 23 de junio:
(**Es14.456**))
<Anterior: 14. 455><Siguiente: 14. 457>