((**Es14.423**)
No se había repuesto todavía del cansancio de
tan largo y ajetreado viaje, cuando tuvo que
contestar dos cartas del abate ((**It14.494**)) Guiol,
que habían llegado durante el viaje y trataban de
asuntos concernientes a las construcciones de
Marsella. El tono y la extensión de la carta
demuestran hasta la evidencia cuánto apreciaba don
Bosco la cooperación del buen párroco de San José
y cuánto le interesaba no causarle ningún disgusto
en absoluto. La misma respuesta nos trae otra
interesante ayuda a las noticias, ya recogidas en
torno a la audiencia pontificia.
Muy querido señor Cura:
Su carta del 25 del pasado abril la recibí en
Lucca y la del 5 del mes corriente en
Sampierdarena. Ahora ya estoy fijo en Turín. Sus
cartas me producen una gran satisfacción y me
hacen conocer cada vez mejor que la exposición
hecha al Padre Santo, acerca de su celo por las
obras de caridad, no es de ningún modo exagerada.
Don José Bologna me escribe a menudo contándome su
incesante solicitud por la obra de San León y me
invita a agradecérselo, como entiendo hacerlo con
esta carta.
Después de su carta, en la que me anunciaba que
había en venta una superficie de dos mil metros de
terreno junto a nuestros talleres, me puse a rezar
y, es más, establecí que mañana y tarde hicieran
nuestros muchachos oraciones especiales ante el
altar de María Auxiliadora, a fin de que
encontráramos los medios necesarios para
adquirirlo. Seguramente que Dios hará los
encontremos pronto con tal de que, como espero, el
proyecto sea para su mayor gloria. No dejaré de
escribir a la señora Prat, hablándole de la obra,
pero sin pedirle nada formalmente.
He escrito a esta misma señora, como ahora lo
hago a usted, querido señor Cura, que el Padre
Santo está convirtiendo las Misiones Salesianas de
Patagonia en Vicariato Apostólico y, como se
requieren estudios y misioneros preparados
expresamente para aquellas regiones vastísimas y
salvajes, el mismo Padre Santo propuso, si es
posible, levantar un colegio que se titulase
seminario para las Misiones de Patagonia, unido al
Oratorio que lleva su nombre.
-Marsella, decía él, es una ciudad
profundamente católica, es generosa, es céntrica
para las oportunas relaciones entre Europa y
América. Escribid de mi parte a esa pía Sociedad,
que con celo verdaderamente cristiano se ocupa de
vuestra obra en aquella ciudad, decidles que se
trata de una gran obra, que yo deseo encomendar a
su caridad. Cuando recibáis alguna respuesta,
comunicádmela.
Así, pues, querido señor Cura, hable de ello
con el señor Rostand y, si él es de este parecer,
hable de ello al consejo de la sociedad Beaujour,
y también a nuestras comisiones; y, después,
dígame algo de ello para que yo pueda cumplir el
pensamiento manifestado por el Padre Santo. Como
usted ve, ((**It14.495**)) la
sociedad Beaujour y nuestras comisiones están
ciertamente llamadas a cosas extraordinarias:
Omnia possumus in eo qui nos confortat (Todo lo
podemos en Aquel que nos conforta).
El escrito que dejé en manos del Padre Santo
sobre algunos favores espirituales para nuestras
comisiones, son todo palabras en el sentido que
usted me indica; pero se requiere tiempo. El
cardenal Alimonda quedó encargado de retirar este
y otro favor, tan pronto como esté firmado 1.
1 El <> puede considerarse que fue
el título honorífico pedido para el canónigo
(**Es14.423**))
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