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a Su Eminencia las condiciones de La Spezia y la
urgente necesidad de tener una casa apropiada y
capaz, por lo cual, le rogaba propusiera al Padre
Santo que la subvención de quinientas liras
mensuales, que le había sido asignada desde
noviembre de 1877, se le concediese un importante
anticipo, el cual le permitiría acelerar las
ampliaciones indispensables. El Eminentísimo Nina
le contestó el 26 de agosto. Le recordaba las
excepcionales condiciones en que se encontraba la
Santa Sede y las muchas y apremiantes necesidades
a las que tenía que hacer frente en aquellos
tiempos de luchas y contradicciones, y le
comunicaba que, no obstante las críticas
condiciones del erario, Su Santidad, deseoso de
atender en cuanto le era consentido, la petición,
habíase dignado aceptarla, siquiera en parte,
disponiendo que, a título de préstamo, se
entregara a don Bosco la cantidad de seis mil
liras, a extinguir con el descuento de cien liras
mensuales sobre la subvención y añadiendo, además,
a esta cantidad la de dos mil liras para la
celebración de otras tantas misas.
Así que tuvo en sus manos el doble donativo,
don Bosco, que había ordenado edificar una casa
provisional de planta baja y un piso, mandó a don
Miguel Rúa escribir que se añadiese un piso más,
como ((**It14.492**)) en
efecto se hizo. En esta planta fue posible colocar
unas treinta camas, y así dar principio al
internado 1.
De etapa en etapa, don Bosco se aproximaba a
Turín; el 3 de mayo estaba en Sampierdarena. Todo
lo que sabemos de aquellos días está encerrado en
estas breves notas de don Joaquín Berto: <(**Es14.421**))
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