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la misión recién emprendida en Patagonia, donde
los heroicos intentos de tres siglos, inútiles por
la ferocidad de los Indios, iban a ((**It14.484**))
reanudarse con fundadas esperanzas de éxito por
los Salesianos. Después siguió diciendo:
Actualmente no existen aquellos peligros y
parece que la misericordia de Dios quiere
extenderse e iluminar aquellos pueblos, que
todavía se encuentran en las sombras de la
idolatría. Ya se ha fijado el centro de nuestras
misiones en Carmen de Patagones, lugar situado en
la desembocadura del Río Negro. Este río que baja
de la lejana cordillera de los Andes, atraviesa
América Meridional en toda su extensión y divide
las Pampas y Patagonia de Chile y, después de un
recorrido de casi mil kilómetros, desemboca en el
Océano Atlántico. Sirve este río de límite entre
las Pampas al Norte y Patagonia al Sur. Por tanto,
las dos orillas de este gran río ofrecen un campo
dilatadísimo para el celo de los misioneros
salesianos; por lo cual, siendo ahora demasiado
pocos en comparación con la necesidad, es preciso
ayudarlos lo más pronto posible con una nueva y
numerosa expedición. >>Pero dónde encontrar los
medios? Esto es lo que se recomienda a la caridad
de los Cooperadores Salesianos; que cada uno
coopere en la esfera de sus posibilidades con la
ofrenda del propio dinero, quien pueda hacerlo; y
el que no pueda con lo suyo, industriándose por
buscar socorros entre sus parientes, amigos y
conocidos. Estos misioneros dan gustosos la vida
por la fe, y nosotros damos la cartera.
Pasando ahora a la cooperación local, debo
daros las gracias a todos y de corazón, y esto lo
digo, primero para gloria de Dios y, después, para
la de la ciudad de Lucca. Puesto que también aquí,
mediante vuestra caridad, se ha podido abrir un
oratorio festivo, después escuelas nocturnas, más
tarde diurnas y también un internado, donde ya hay
unos cuarenta muchachos que aprenden un oficio y
otros que hacen los estudios propios de su
profesión; pero todos, educados e instruidos en
nuestra santa religión católica, van creciendo
como buenos cristianos y honrados ciudadanos. Se
ha podido comprar esta casa, aunque no esté pagada
todavía, pues, no obstante las facilidades que se
dieron en el precio y en la escritura, quedan
todavía cuarenta mil liras por pagar. Después hay
que pensar en mantener a los muchachos, que no
viven sólo del aire. Y también a los maestros y
directores que, a pesar de toda clase de
economías, tienen necesidad de sostenerse para
poder trabajar. Para este fin, se ha hablado
extensamente con su excelencia nuestro
veneradísimo Arzobispo y se acordó enviar a cada
cooperador una hoja en blanco, en la que cada uno
anotará la cantidad que su corazón, su caridad y
su posición le sugieran, o procurará encontrar en
otros alguna ofrenda para este fin. De este modo,
cada cooperador se convierte en postulante o
recaudador de ofrendas, entregando a fin de mes al
Director lo que se ha podido recoger, o bien
pasará él mismo para ver si hay algo que recibir.
De este modo, repartidos el trabajo y el gasto
entre muchos, se sienten menos y no son tan
pesados.
Pero se puede concurrir también de otras
maneras. Por ejemplo, sé que ((**It14.485**)) el año
pasado las caritativas monjas benedictinas
enviaban a los salesianos tres veces por semana la
comida preparada. Otros, no pudiendo dar dinero,
enviaban ropa blanca, camisas, sábanas, utensilios
de cocina; otros, sillas; otros se industriaban
para comprar los bancos para las clases y otras
cosas por el estilo.
Pero me preguntaréis: >>qué recompensa
tendremos por todo esto? La pregunta es justa,
porque es cosa razonable y que siempre se propone
el hombre antes de emprender una obra buena. La
recompensa será haber contribuido a salvar de la
ruina
(**Es14.415**))
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