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Pero marchar no quería decir que ya no quedaba
nada por hacer; el Procurador tenía que pensar en
ello, de acuerdo con las instrucciones que don
Bosco le había dado o le daría. Esta es la razón
de este memorial que le dejó el Beato.
Dos condecoraciones, una para el barón de
Monremy de Verdún, y otra para el señor José
Bruschi de La Spezia, ya concedidas.
Para el señor ingeniero Levrot, prometida por
el cardenal Secretario. La gestión va a nombre del
Ordinario, que tiene una óptima carta de
recomendación.
Al mismo Padre Santo, ya no pude y tampoco me
fue permitido presentarme a la audiencia a la que
me invitó.
Han quedado incompletas cosas de las Misiones y
del Vicariato de la Patagonia.
Al cardenal Alimonda, viva acción de gracias.
Recomendar las facultades, que se nos quitaron. El
tiene copia y también el Padre Santo.
A monseñor Rampolla 1, que los mapas para el
Vicariato están en la Secretaría de Asuntos
Eclesiásticos extraordinarios.
Durante la estancia de don Bosco en Roma, el
Procurador fue testigo de una predicción precisa
del Beato y de su correspondiente cumplimiento.
Llególe al Siervo de Dios una carta de Francia
en la que una señora le pedía enviase una
bendición para su única hija gravemente enferma:
-Aquí hay una señora, dijo a don Francisco
Dalmazzo, que me pide oraciones especiales para la
curación de su hija ((**It14.478**)) que
apenas tiene dos años. >>Qué debo contestarle? Su
hija morirá ciertamente.
-Es muy duro tener que dar semejante
contestación, observó don Francisco Dalmazzo.
-íRespóndele tú!
->>Qué le debo decir?
-Escríbele que rezaré para que se cumpla la
santa voluntad de Dios, resignándose a sus divinas
disposiciones.
Don Francisco Dalmazzo escribió la carta y
suavizó la expresión, exhortando a la señora a
mantenerse completamente resignada a la voluntad
de Dios y asegurándole que, mientras tanto, se
rezaría. La señora, que supo leer entre líneas,
envió en seguida a don Bosco un telegrama,
renovando la petición de oraciones y anunciando
que seguía una carta. Dalmazzo presentó el
telegrama a don Bosco y le preguntó qué debía
responder.
Don Bosco no dijo nada.
Al poco rato llegaba la carta. La pobre madre,
casi delirando con
1 A la sazón secretario de Propaganda para los
asuntos de rito oriental.
(**Es14.410**))
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