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Haced así para otra vez; venid a la audiencia
pública y, al veros, yo mismo os fijaré la
audiencia privada.
Se habló también de los privilegios. El Papa
dijo que él era contrario, por sistema, a los
privilegios de los religiosos. Y don Bosco, en
tono de broma, añadió:
-íEntonces los religiosos no pueden existir!
Después de todo, los privilegios son señales de
benevolencia, que la Iglesia puede conceder o no,
y también retirarlos cuando lo estime oportuno.
->>Qué es lo que Vos pedís?
-Pido dos o tres privilegios que disfrutan
todas las demás órdenes religiosas y sólo pido la
renovación o confirmación.
-Basta, dijo el Papa; si es sólo por eso,
poneos de acuerdo con el cardenal Alimonda y lo
arreglaremos todo; lo mismo para las Misiones,
poneos de acuerdo con el cardenal Alimonda y con
monseñor Jacobini.
-Os rogaría todavía, Santidad, la confirmación
del título de Monseñor para don Pedro Ceccarelli,
párroco de San Nicolás de los Arroyos, en la
República Argentina.
-Sí, sí, respondió el Papa.
-También pediría el título de Monseñor para don
((**It14.464**)) Mario
Migone, que dio el terreno para levantar la
iglesia de Vallecrosia dedicada a María
Auxiliadora.
También dio su consentimiento el Papa.
-Tengo aquí en Roma, continuó don Bosco, a mi
Procurador general, y suplicaría que una o dos
veces al mes pudiese deciros siquiera una palabra
o, al menos, venir a besar su pie, junto con el
cardenal Alimonda.
-Sí, sí, que venga, en hora buena, respondió el
Papa.
La audiencia duró cuarenta minutos. Después
fueron introducidos don Francisco Dalmazzo y don
Joaquín Berto, a quienes el Papa recibió muy
amablemente. Ellos llevaban diversos objetos para
que se los bendijera y también los diccionarios
latinos de don Celestino Durando, que don Bosco
presentó al Papa, como trabajo de un profesor
Salesiano, que había puesto el mayor cuidado en
expurgarlos de ciertos vocablos inoportunos para
la juventud. El Papa los mandó colocar en su
escritorio. Por último dio su bendición, diciendo
poco más o menos.
-Os bendigo a vosotros, a vuestros parientes, a
vuestra Congregación, a los enfermos y, sobre
todo, a vuestros alumnos y a los Misioneros: para
que podáis crecer en número y corresponder al fin
de la Congregación, a la que pertenecéis, que fue
inspirada por Dios a vuestro
(**Es14.398**))
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