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((**Es14.396**) ((**It14.461**)) Al bajar don Bosco de la tribuna, subió el cardenal Alimonda, que hechizó al auditorio con su particular elocuencia, llena de profundos conceptos en los que se injertaban recuerdos históricos y eruditas reminiscencias, todo ello salpicado de imágenes fulgurantes y expresiones novísimas. Eligió como tema las palabras de san Pablo: Dei sumus adiutores (somos colaboradores de Dios) y empezó manifestando su satisfacción por encontrarse con tantas personas, que no habían emprendido el camino de Caín y no habían doblado la rodilla ante Baal, alusión al descarrío de otros romanos en el nuevo orden de cosas; gloriábase, además, de pertenecer él también a los Cooperadores Salesianos. Después de este preámbulo, demostró el deber que todos tienen de cooperar con Dios al bien y a la salvación de las almas, indicó el objeto de esta cooperación (nosotros mismos, los muchachos abandonados, las vocaciones eclesiásticas, las misiones) y señaló los medios (sacramentos, buenas lecturas, escuela cristiana, limosna, oración). Terminada la conferencia, se cantó otro motete y, como colofón, el Cardenal Secretario de Estado impartió la bendición con el Santísimo Sacramento. Después todos los Cooperadores quisieron despedirse personalmente de don Bosco y decirle una palabra. El tiempo ya apremiaba. Tuvo que correr a casa, ponerse la capa y volar al Vaticano, adonde llegó exactamente a las seis y tres cuartos; pero hubo de aguardar hasta las siete y media: monseñor Boccali, que estaba de servicio, introdujo a don Bosco al Papa. Duraba ya la audiencia media hora, cuando de improviso entró en la sala, donde estaban el Procurador y el Secretario, el cardenal Manning, llegado aquel mismo día de Inglaterra. Los Cardenales no hacen antesala. Monseñor Boccali le anunció inmediatamente y lo introdujo. Al verle entrar, don Bosco se dispuso a salir; pero el Papa le tomó por la mano, diciendo: -Quedaos, quedaos aquí. Monseñor Boccali, por su lado, le tiraba de la sotana y le decía en voz baja: -Don ((**It14.462**)) Bosco, salga. Pero el Papa seguía teniéndolo sujeto de la mano. Fue muy curiosa la graciosa escena. El Papa señaló al Cardenal la audiencia para otro día y reanudó la conversación con don Bosco. Si se considera la Número de casas, más de ciento. -Jóvenes, más de 50.000. -Hijas de María Auxiliadora, sus casas en Europa y en América>>. Qué entendía por <> puede verse en la relación de la Conferencia dada en Sampierdarena el 5 de mayo (Ap. doc. 55). No era más que la explicación analítica de las actividades desplegadas por la Congregación en varios campos. (**Es14.396**))
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