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y activa la caridad ciudadana con respecto a la
obra de amplias proporciones que él había
concebido. Ni aun de lejos, como veremos, perdió
de vista a estos celosos Cooperadores.
Hemos podido hacernos con las cuidadosísimas
actas de las reuniones que, bajo la presidencia
del párroco de San José, celebró la comisión de
señoras, desde marzo de 1880 hasta febrero de
1895. Interesa a nuestra historia sacar partido de
ellas aquí y en otros lugares 1. Desde el 4 de
marzo hasta el 30 de diciembre de 1880, ((**It14.428**)) se
celebraron veintiuna reuniones, las cuatro
primeras de las cuales pueden llamarse
preparatorias. En ellas se ventilaron algunos
sistemas prácticos para recoger fondos: 1.°
suscripciones anuales de veinticinco, cincuenta y
cien francos, con sus correspondientes recibos;
2.° crear plazas colegiales gratuitas, también
mediante suscripciones colectivas; 3.° difundir
listas, de diez personas cada una, obligándose a
entregar dos francos al año; 4.° adoptar un
muchacho por trescientos francos al año. Este
último sistema lo propondrían las Señoras a las
grandes casas comerciales. Para las listas de diez
personas se contaba con la generosidad de los
Cooperadores, que en la lista general llegaban a
seiscientos.
Notamos algunas cosas de estructuración
interna. Se consideró como miembro nato de las dos
comisiones al Director del Oratorio de San León.
Las presidía el párroco de San José. Ambas
comisiones fueron subdivididas en tres
subcomisiones. En la de los caballeros, una se
interesaría por los artículos alimenticios, otra
por los talleres y la tercera por el material
escolar, los asuntos jurídicos y la traducción del
Bollettino italiano; las tres comisiones de
señoras pensarían respectivamente en la ropa
blanca, en los vestidos y en el culto. Se
determinó que funcionase una caja única para las
dos comisiones.
La comisión para asuntos jurídicos tuvo en
seguida campo de acción. Cuando las señoras
trataron del recibo de entrega a los donantes, se
dividieron los pareceres entre si había que poner
o no el sello móvil; unas querían ahorrar aquel
gasto y otras temían inconvenientes ante la falta
de esta formalidad. Se sometió la decisión a la
comisión competente, la cual se inclinó por el sí.
En las sesiones sucesivas se comenzó a rendir
cuenta de los ingresos, determinar cómo emplearlos
y discutir sobre todo lo que concernía a la
actividad de la comisión. Sólo observaremos que,
en la fundación
1 Consignamos, a título de honor, los nombres
que encabezan las actas de cada una de las
reuniones. Señoras: BarthŠlemy, Guez, Jacques,
Prat, Rostand, Rolland Gigandet, Rocca, Berthon,
Cartairade, De Lombardon, Mortreuil, Rondel,
Valette, Beau, Maurel, Bergasse, Maurin, Gondran.
Señoritas: Bonnet, Rostand, Férand, Guérin, De
Maupoint, >>tienne.
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