((**Es14.35**)
que en esta ocasión pronunció allí un sermon de
charité, seguido de colecta 1.
En la vetusta ciudad romana acaeció un curioso
episodio, que más tarde contó el mismo don Bosco y
recogió Lemoyne. Fue a visitar al barón Martín y
éste le invitó a comer con su familia. Tenía él
mucha confianza con aquellos nobles señores. Poco
antes de sentarse a la mesa, atravesaba el Beato
una sala en la que vio una mesa con vajilla y
cubiertos de plata; se paró a contemplar aquel
pequeño tesoro; después, con afectada seriedad y
con toda la calma, alargó la mano y, pieza tras
pieza se echó parte en los bolsillos, y encerró la
otra en la maleta, que tenía allí en un rincón. El
Barón y los demás observaban para ver cómo iba a
acabar la broma. Terminada la operación, que fue
cosa de pocos minutos, preguntó don Bosco cuánto
podía valer aquel servicio de mesa.
-Si hubiese que comprarlo nuevo, se le
contestó, se necesitarían diez mil francos; pero
en la reventa, tal vez no dieran más de mil.
-Pues bien, replicó don Bosco, puesto que el
señor Barón es tan rico, y yo he de pasar las de
Caín para acallar el hambre de mis pobres
muchachos, déme mil francos y yo le restituyo su
vajilla de plata.
((**It14.31**)) El
señor Barón, con la mayor naturalidad del mundo,
sacó de la cartera mil francos y se los entregó a
don Bosco que, con no menor naturalidad, volvió a
poner cada cosa en su sitio.
El día 29, siempre acompañado por don José
Ronchail, dejó Marsella y salió para Saint-Cyr.
Hacía ya dos semanas que le había precedido don
Juan Cagliero, de vuelta de La Navarre, adonde
había llevado a dos Hijas de María Auxiliadora;
pero su estancia había sido muy corta por no haber
en el Patronato de San Pedro, como él decía, quien
<> 2, es
decir, confesar a la comunidad.
Para ser aquel día la fiesta de san Francisco
de Sales, no fue muy espléndida la cena, que se
les sirvió en Saint-Cyr la noche de la llegada:
caldo de lentejas, plato de lentejas con aceite y
vinagre, más dos gorrioncitos fritos que los
muchachos habían cazado durante el día y tenían
que servir para tres comensales.
1 Carta de E. Vinson, de los señores de la
Misión, a don Miguel Rúa, 6 de febrero de 1888. Es
una carta de pésame por la muerte de don Bosco. se
lee en ella: <>. Carta a don Miguel Rúa, Niza, 16
de enero de 1879.(**Es14.35**))
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