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que esta fama se hace cada vez mayor en los años
siguientes; pero veremos también agigantarse a la
par en el Siervo de Dios el humilde sentir de sí
mismo. Pertenece a este período un detalle
revelador, narrado por su secretario don Joaquín
Berto. Para formarse cabal concepto de la actitud
y lenguaje de este último, conviene saber que era
hombre algo basto e incapaz por naturaleza de
inventar o emplear fórmulas que pudieran parecer,
aun de lejos, adulatorias. Un día díjole don
Bosco:
-Mira, Berto; desearía que anotaras todo lo que
observas en mí de defectuoso y me lo dijeras.
-Usted tendría que hacerlo conmigo, contestó el
otro.
-No, no, replicó el Beato; quisiera que tú
anotases todo lo que encuentras reprensible en mí
y me lo dijeses.
Don Joaquín entonces, al ver que hablaba en
serio, le dijo:
-Pues bien, si usted quiere de veras que yo me
tome esta obligación, prométame que usted hará
otro tanto conmigo.
-Sí, sí, conforme; empieza, pues, desde ahora
mismo a decirme de qué cosas te parece que debo
corregirme.
-Si verdaderamente lo desea, he aquí lo que he
observado en usted y que, a mi entender, debería
corregir. Pero, mire que son naderías.
->>Cuáles por ejemplo?
-Cuando usted habla y cuenta familiarmente
algún hecho, tiene la costumbre de repetir casi a
cada frase las palabras pero, o digo que, sin que
sean necesarias para nada en la narración.
((**It14.396**)) Esto
me apena cuando lo oigo, y no por mí, sino por los
que escuchan.
->>Y qué más?
-Otra cosa es que cuando celebra la misa
después del Confiteor, al decir indulgentiam,
absolutionem et remissionem peccatorum, dice a
veces vestrorum, en vez de nostrorum, y tribuat
vobis, en lugar de tribuat nobis.
Don Bosco escuchaba con la cabeza inclinada;
después, sonriendo, insistió:
->>Algo más?
-He observado, además, que al tomar las
abluciones del cáliz, las hace borbollar algunos
instantes en la boca antes de tragarlas, como si
quisiera enjuagarla. Este ruido lo oyen todos los
que están cerca y a mí me hace mala impresión; me
parece un defecto y, como quiero mucho a don
Bosco, me gustaría que se quitase tales
costumbres, Ahora le pido perdón, si he hablado
con demasiada libertad.
Pero él replicó:
(**Es14.341**))
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