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que me atrevo a enviar un ejemplar a V. S., en
nombre del mismo venerando Prelado.
Con el fin de poner un dique a la amenazadora
herejía, hace cuatro años, se arrendó
provisionalmente un edificio que sirviera de
escuela, iglesia y vivienda de los maestros. Pero
esto es una verdadera miseria en comparación de
los elegantes y atrayentes edificios, que allí han
levantado los promotores de la herejía.
Pues bien, a pesar de los malos tiempos que
corremos y de lo difícil que es encontrar los
medios necesarios, el humilde exponente, movido
por la gravedad del caso, ante la invitación del
Obispo Diocesano y los estímulos de V. S. para
combatir el error donde quiera que se manifieste,
estaría dispuesto a ponerse a la cabeza para
comenzar una construcción más digna de la religión
y más adecuada a la creciente necesidad.
Se han adquirido para este fin los terrenos
necesarios, se han trazado los planos
correspondientes y se está a punto de empezar los
trabajos.
No hay fondos preparados de antemano y se pone
todo en manos de la Divina Providencia y en la
inagotable caridad de V. S.
Por tanto, por consejo del mencionado monseñor
Reggio y en nombre de la comisión de beneficencia
expresamente constituida, suplico ((**It14.366**)) a V.
S. se digne impartir la bendición apostólica a
todos los que de alguna manera contribuyen a esta
obra de caridad.
Si V. S. se dignase, además, conceder alguna
ayuda material ciertamente serviría de noble y
diría que de irresistible estímulo para que los
buenos católicos nos prestaran su favor.
Con el ánimo lleno de confianza v
agradecimiento pedimos a Dios que conserve
largamente la preciosa existencia de V. S.,
mientras yo, en nombre de todos, oh Beatísimo
Padre, tengo el incomparable honor de poderme
profesar
De V. S.
Turín, 16 de septiembre de 1879.
Su humilde y
muy agradecido hijo
JUAN BOSCO, Pbro.
El Padre Santo contestó acompañando la
bendición apostólica con el envío de quinientas
liras. En la carta a don Nicolás Cibrario el Beato
llama tarjetas a unos módulos a rellenar con los
nombres de los donantes y el importe de las
limosnas. A estas tarjetas iba unida esta
invitación redactada por él mismo 1.
A los Calólicos 2:
La dolorosa descripción que monseñor Reggio,
Obispo de Ventimiglia, hace en una circular a
propósito sobre la invasión protestante en Valle
Crosia, produce seria preocupación a cuantos aman
nuestra santa Religión Católica. Los enemigos de
la fe no ahorran medios morales ni materiales para
sembrar el error y ganar prosélitos.
1 Así lo anota don Joaquín Berto en uno de los
ejemplares.
2 Encerramos entre corchetes las modificaciones
introducidas por el señor Obispo en el borrador
que le envió don Joaquín Berto y que se guarda en
nuestros archivos.
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