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CAPITULO XIV
1879: ESPIGANDO POR DIVERSOS
LUGARES
Y TIEMPOS
VAMOS a reunir, en el presente capítulo, algunas
cosas o cositas no desdeñables, sin conexión
alguna con otras partes de nuestra narración, de
modo que no se pierda nada de cuanto sabemos sobre
la vida del Beato durante el 1879. Es un conjunto
de variados detalles que se refieren casi
íntegramente a casas de Italia y de Francia.
EN LANZO: VISITAS, AYUNTAMIENTO,
EJERCICIOS
Nos lleva a Lanzo, ante todo, el cumplimiento de
una promesa a la que se había obligado el colegio
en el año 1873. Aquel año, apenas terminada la
construcción del nuevo edificio que se levanta
grandioso frente a las estribaciones de los Alpes,
ante la amenaza de derrumbamiento que había sumido
a los superiores en angustioso temor, el ala
derecha y la sexta columna del pórtico más largo
empezaban a hundirse. Se acudió a toda prisa a
poner remedio; pero el Director, don Juan Bautista
Lemoyne, aterrorizado, dio parte en seguida a don
Bosco. El Beato, sin alterarse, le dijo que
confiara a san José la guarda de la columna que
peligraba, con la promesa de colocar en el patio
una columna parecida con la estatua del Santo
Patriarca. El peligro fue conjurado; pero, como
suele suceder con los cambios de personal, se
tardaba en cumplir la promesa; un hecho imprevisto
((**It14.357**)) vino a
refrescar su memoria. Víctor Manuel Salvini,
alumno interno de Turín, jugando el año 1877 en el
segundo rellano de la escalinata, se abalanzó
tanto sobre la barandilla que se desplomó en el
vacío; mas, por una extraña y afortunada
casualidad fue a caer precisamente en las rodillas
del Director don José Scappini. Ambos invocaron a
san José en alta voz en el momento de la desgracia
y quedaron perfectamente ilesos. Al enterarse de
esto don Bosco, dio prisas para que se cumpliera
la obligación contraída; pero el monumento no
quedó terminado
(**Es14.308**))
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