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día siguiente, edificados de la bondad de aquel
eminente Pastor, que quería ser considerado como
Salesiano. No satisfecho con todo esto, escribió
al Siervo de Dios una carta afectuosísima, con los
deseos de que se cumpliera la posibilidad que le
había anunciado de recibirle a él mismo en Mesina
1.
En Randazzo eran esperados los Salesianos por
el clero y mucha gente del pueblo, que los
acompañó hasta el colegio con respeto y asombro de
su juventud. En casa fueron visitados por las
autoridades civiles. Un reflejo de la buena
impresión, que aquellos agasajos causaron a don
Pedro Guidazio, lo tenemos en los siguientes
renglones de su primera carta a don Bosco 2: <((**It14.353**)) el
pueblo, grandioso el colegio, cuando todo esté
arreglado, y óptima la población>>. Terminaba con
estos sentimientos: <>.
Las peticiones de admisión para el internado
llegaban ya a unas cincuenta. Don Antonio Sala,
que se quedó allí hasta primeros de noviembre,
había transformado el monástico edificio y sus
alrededores en una alegre morada para el 12 de
noviembre. Un mes después describía don Pedero
Guidazio la conducta de los muchachos, mostrando,
sin pretenderlo, los saludables efectos del método
de don Bosco 3: <(**Es14.305**))
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