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((**Es14.297**)vientos amainen y se calme un tanto la agitación actual, se podrá tal vez, volver, sobre todo si se tratase de abrir un internado>>. Don Bosco vio en seguida cuál había sido la causa de todo aquel gran mal: se había tenido demasiada prisa en comenzar la escuela libre. La experiencia le había enseñado que, para hacer obras duraderas, era preciso comenzar por los oratorios festivos; el ulterior desarrollo venía después, a medida de las circunstancias. Recomendó, pues, al Conde que volviese a intentar la prueba de esta manera. ((**It14.343**)) Queridísimo señor Conde: A su tiempo he recibido todas sus apreciadas cartas, que me han agradado mucho y también me proporcionaron no poca pena. Verdaderamente debíamos esperarnos una cornada del demonio. Pero si nos hubiésemos atenido al primer proyecto del comendador Dupraz, quizá habríamos evitado este choque. Aquel proyecto establecía oratorio festivo y escuelas nocturnas por este año; mientras tanto se habría visto lo que podíamos hacer. Es muy peligroso chocar con las susceptibilidades de los Ayuntamientos. Estamos casi en idéntica posición que en la Trinit… de Mondoví. Allí los maestros acuden a todos los medios para conquistar a los alumnos y el Municipio los apoya. De todos modos, esperamos la determinación del juez de paz, al que es forzoso obedecer. Creo, por tanto, que convendrá limitarnos estrictamente al oratorio festivo con las escuelas de caridad, en sentido estricto elemental. Don Miguel Rúa le escribirá con respecto a lo demás. Las otras escuelas no serán molestadas, porque en Niza, en La Navarre y en Marsella únicamente se da clase a los aprendices internos. En Marsella también se da clase a los niños de la Escolanía, pero bajo la responsabilidad del cura párroco. Ruégole presente mis humildes saludos al señor comendador Dupraz y a su señora esposa, asegurándoles que rezo por su salud y por nuestros comunes intereses para que todo salga bien. Dios le bendiga, mi querido señor Conde, bendiga sus trabajos y los de todos nuestros hermanos y rece por mí, que siempre seré en N. S. J. C. Turín, 12 de diciembre de 1879. Afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. P. D. Le recomiendo que no repare en gastos para guardar su salud y la de nuestros hermanos. Que estén todos bien abrigados. El Conde no pudo ir a Turín hasta enero de 1880. Don Bosco sometió entonces la intrincada cuestión al examen del Capítulo Superior; decimos intrincada, porque también el comendador Dupraz, al enterarse de que los Salesianos querían retirarse, se dio por muy ofendido y envió a don Miguel Rúa una enérgica protesta contra esta determinación, que, en el ardor del momento, no le parecía muy leal. (**Es14.297**))
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