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marcha de su casa. Con este fin se añadió al
documento, poco ha citado, una observación, que
interesa a la vida de nuestra Sociedad.
<>.
Creemos que estas dos circunstancias bastan
para explicar cómo, pasada la luna de miel, surgió
la desavenencia entre la casa y la parroquia,
entre su director, don José Bologna, y el abate
Guiol, y cómo, de rechazo, se entibió en los
amigos de éste el afecto a los Salesianos.
Verdad es que la milagrosa curación amortiguó las
disensiones y logró despertar, e incluso
acrecentar, el entusiasmo; pero convenía aplicar
el hacha a la raíz y aclarar y puntualizar bien la
cuestión, y aquí se manifestó la magnanimidad de
don Bosco. Siempre agradecido a quien tanto había
trabajado para que sus hijos fueran a Marsella,
trató benévolamente el litigio con el abate, y
después de un animado carteo entre Marsella y
Turín, el Beato se avino, en el mes de septiembre,
a firmar con el cura párroco de San José una
especie de contrato, que fuese por su parte una
prueba tangible de voluntaria gratitud. Mas, para
impedir que se traspasaran los límites, hizo que
constara en él la cláusula de que el oratorio de
San León se prestaría ((**It14.24**)) al
servicio parroquial de la manera propuesta,
<> 1.
Para otro grave asunto volvió don Bosco a pedir
especiales oraciones, en carta a don Miguel Rúa
del día 21:
<>.
Había que pactar con la Sociedad Beaujour otro
contrato, en sustitución del antiguo, que caducaba
automáticamente ante la necesidad de otra mucho
más importante. Se trataba de asegurar las
fundaciones de La Navarre y de Saint-Cyr; para
ello la Sociedad Beaujour compraría las dos fincas
al abate Vincent y a sus arrendatarios, pagando
únicamente las deudas pendientes, mediante las
limosnas de los bienhechores, y entregando después
a don Bosco terrenos y edificios,
1 Véase Apéndice, doc. núm. 1.(**Es14.29**))
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