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A lo que parece, las gestiones procedían
lentamente. El Beato para tener en Roma, quien
hiciese convenientemente su papel, ((**It14.323**)) se
procuró un intermediario en la persona de su
adicto amigo Aluffi 1.
Queridísimo señor Abogado:
Tendría un asunto que confiarle, pero no sé si
V. S. estara durante los próximos días en Roma. De
todos modos le diré unas palabras sobre el
particular.
Se trata de confiar a nuestros maestros y
asistentes la obra pía de San Miguel en Ripa. Han
comenzado las gestiones, y el Príncipe Gabrielli,
presidente de esa obra, me invita a nombrar a
alguien para tratar positivamente y le sería grata
la persona de V. S.
Por lo tanto, si puede y no se encuentra de
vacaciones, le enviaré copia del proyecto
propuesto con las correspondientes instrucciones.
Como ve, no le olvido nunca en ninguno de nuestros
asuntos; y V. S., a su vez, válgase de mí donde
quiera que yo pueda servirle. Aprovecho la ocasión
para desearle toda suerte de bendiciones del cielo
y profesarme de V. S. Carísima.
Alassio, 1.° de octubre de 1879.
El Beato nunca tuvo más que palabras de
alabanza para la actuación de este magnífico
funcionario del Estado que, por su cargo, en el
Ministerio de Gobernación, podía influir más
directamente en las gestiones. Pero las cosas
marchaban muy despacio; de todos modos don Bosco
tenía mil motivos para evitar las prisas. Volvió a
escribir al abogado Aluffi.
Queridísimo señor Abogado:
He recibido su respetable carta y le agradezco
las continuas molestias que se toma por mí. El
asunto del Hospicio de San Miguel es preciso
dejarlo caminar sin prisas. El Príncipe Gabrielli
tiene cordura y prudencia y llega hasta donde la
honestidad le permite. Por consiguiente, estamos
en buenas manos. V. S. ha hecho muy bien su papel
y, mientras tanto, se verá, o mejor, V. S. verá la
oportunidad de callar o de hablar. Yo me remito a
su buen parecer.
Si tiene ocasión de ver a dicho señor, haga el
favor de saludarlo de mi parte, asegurándole todo
mi aprecio y gratitud, con el deseo de poderle
servir en algo.
Pido a Dios que le conserve en buena salud,
mientras de todo corazón y con ánimo agradecido,
me profeso.
De V. S. Carísima.
Turín, 25 de noviembre de 1879.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Véase: vol. XIII, pág. 474, y en este mismo
volumen, la pág. 159.
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