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empresas era aclarar y definir ((**It14.22**)) la
posición de los Salesianos con relación a la
parroquia de San José. El Director y el Cura
párroco ya no se entendían. Este exigía, ante
todo, al oratorio de San León el servicio del
canto y las ceremonias para su iglesia. En
realidad, nadie había hablado nunca de ello,
durante las negociaciones para abrir el colegio en
favor de la juventud pobre; sólo se habló de ello,
después de que don José Bologna tomó la dirección
del Oratorio. Una necesidad inesperada fue la
causa, que movió al canónigo Guiol a confiar la
escolanía a los Salesianos que, con gran molestia
del personal y gratuitamente, se sometieron a ello
por complacer a quien había dado tantas pruebas de
benevolencia. Pero se areglaban lo mejor que
podían, valiéndose de muchachos externos, mientras
que lo que se pretendía era dejar mejor asegurado
el servicio con los alumnos internos. Con ello se
comprometía el buen resultado de éstos, pues, a
buen seguro, no se les podría asistir como lo
exigía la disciplina de un internado, si tenían
que salir a menudo y tampoco podrían estar bajo la
absoluta dependencia del Director.
<>.
Además de la schola cantorum, pedía también el
cura párroco, como algo ordinario que se le debía,
sacerdotes auxiliares para el servicio ((**It14.23**)) de la
parroquia, ministerio desconocido en Italia. La
primera vez que se habló de ello, el párroco había
hecho esta propuesta a don Bosco como un medio con
que obtener alguna ayuda en favor del Instituto.
Estos sacerdotes, decía el párroco, después de
celebrar su misa, podrán emplear el resto del
tiempo en los trabajos del oratorio. Nunca se
había hablado de los otros servicios, hasta que
llegó don Bosco a Marsella. Tampoco en este punto
hubiera podido don José Bologna condescender con
el párroco, sin comprometer la buena
1 Carta al señor Rostand, contestando la suya
del 8 de septiembre de 1879. Tenemos en el archivo
el borrador; aprécianse en él dos manos diversas,
quizá porque fue escrita al dictado. Tiene
modificaciones y añadiduras de mano de don Miguel
Rúa y de don Bosco. La firmó don Bosco.(**Es14.28**))
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