((**Es14.275**)detalles
acerca de las intenciones de ese respetable
Ayuntamiento en orden a la mencionada
contribución.
Tengo el honor de poderme profesar, con la más
distinguida estimación,
De V. S. Ilma.
Turín, 30 de junio de 1879.
Su atto. y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
El consejo municipal aprobó que se concediera
la subvención anual de cuatro mil liras para
cuando los Salesianos abriesen en Acireale el
bachillerato superior reconocido. Esta última
condición debió sonar mal a los oídos de don
Bosco; mas, por fortuna ya no hubo que seguir las
diligencias, porque las cosas tomaron otro sesgo.
Debió contribuir a que el obispo cambiara de plan,
el haberse corrido por la ciudad la noticia de que
el colegio de San Miguel, dirigido desde hacía
poco tiempo por los Padres Filipenses, marchaba
muy bien. Monseñor, pues, estaba preparando otro
plan para el año 1880. Su diócesis, creada por Pío
IX en 1872, no había podido tener un seminario,
porque no había sido reconocida todavía por el
Gobierno. Reconocida, por fin, en 1880, Su
Excelencia pensó en seguida en el seminario y, de
pleno acuerdo con su cabildo, rogó don Bosco que
tuviera a bien aceptar su dirección; que debería
comenzarse con los cursos elementales y de
bachillerato, pero de una forma seglar, como
seminario-colegio, o colegio episcopal. Don Bosco
no en entablar gestiones para este nuevo plan,
dejando el anterior.
Ante todo expresó el deseo de tomar como base
el convenio de Magliano, manifestando su intención
de que en el reglamento se estableciera que los
alumnos habrían de vestir la sotana durante los
servicios religiosos y en las funciones públicas.
Al cabildo le gustó, por lo que la comisión
conciliar del seminario lo tuvo presente al
redactar el proyecto del plan a concertar. Pero,
acabado el proyecto preliminar, resultó un plan,
que distaba mucho de ser lo que esperaban el Beato
y su Capítulo. Se estableció una correspondencia
muy activa ((**It14.318**)) entre
el Obispo y don Bosco hasta julio de 1881; el
canónigo Miguel Méndola canciller de la Curia, y
el secretario del Obispo, reverendo La Spina,
emprendieron viaje a Turín para aclarar ideas y
obviar dificultades 1. Pero, a pesar de la buena
voluntad de ambas partes, y recíprocamente
1 Eran portadores de una carta del Obispo a don
Bosco, que comenzaba con estas palabras: Charitas
Chiristi urget te! El Beato, junto al signo
autográfico de admiración escribió: Et D. Rúa, y
pasó la carta a don Miguel Rúa, para que la
presentase al Capítulo Superior.
(**Es14.275**))
<Anterior: 14. 274><Siguiente: 14. 276>