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las elecciones, se corre el riesgo de no tener un
consejo municipal formado por elementos sanos como
al presente.
Desde Turín se prometió hacer lo posible; pero
se evitó, con toda intención y cuidado, toda
frase, que se prestara a ser interpretada como
comprometedora. Este lenguaje fue considerado como
una cortés negativa, y ya no se volvió a tratar
del asunto.
En 1911 Boncompagni hijo, a la sazón sacerdote
y prelado, volvió a hacer la propuesta a don Pablo
Albera, el cual, por falta de personal, declinó la
invitación. Caer en manos de ayuntamientos, máxime
en pequeños centros, donde los partidos andan a la
greña por fruslerías y se calumnian con daño de
terceros, podía ((**It14.315**)) ser
fuente de continuos disgustos. No se había dejado
de prever que se podía correr esta suerte, cuando
el Beato dijo al mencionado canónigo:
-Si la relación de don José Daghero es
favorable, asunto concluido; pero depende de su
información.
Tampoco don José Daghero, en su larga relación,
dejó de traslucir haber olido el inconveniente.
ACIREALE
Monseñor Gerlando María Genuardi fue el primer
Obispo de Sicilia que trató con don Bosco para
tener a a los salesianos en su ciudad episcopal.
Pidiéndole perdón por su larga y obstinada
insistencia, le escribía 1: <<>>Qué quiere que yo
haga, apreciable señor, si Dios me tiene realmente
metido en la cabeza un pensamiento, a saber, que
la pobre juventud de esta ciudad y diócesis debe
tener salud y vida a través del Oratorio de San
Francisco de Sales?>>.
Había ya apoyado con toda su autoridad la
petición para Randazzo, lugar de su diócesis; pero
en la cumbre de sus pensamientos, ponía su
Acireale. El planeaba volver a abrir el colegio
San Martín, atendido en otro tiempo por
eclesiásticos, y después cerrado, y había hecho
que el edificio fuera cedido a don Bosco para su
uso, mediante un reducidísimo alquiler.
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