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inauguración del instituto de San José en Módena,
el segundo sucesor de don Bosco envió a los
Salesianos a dirigir el seminario menor de Finale,
que se dedicó a María Auxiliadora.
ISILI
En 1879 recibió don Bosco la primera invitación
de Cerdeña para una fundación. Su nombre ya era
bastante conocido en la isla, especialmente por su
libros, por las Lecturas Católicas y recientemente
por el Boletín Salesiano. Nos lo prueba el hecho
de que hubo en la población de Ales cinco
estudiantes que le rogaron los inscribiera como
Cooperadores salesianos, prometiendo cumplir
cualquier obra espiritual que les fuera mandada, y
ofreciendo enviar al fin del año su aportación,
fruto de sus ahorrillos sobre los escasos medios
de que disponían; pedían, además, encarecidamente,
que les enviase a cada uno el órgano de la
asociación 1. La idea de llamar a don Bosco
((**It14.308**)) a
Cerdeña fue obra del padre jesuita Porqueddu,
natural de Genoni, que propagaba con celo la
devoción a María Auxiliadora y, cuando encontraba
jóvenes de buena voluntad, los recomendaba a don
Bosco, el cual recibió algunos de éstos, como
aprendices o como hijos de María; don Francisco
Atzeni entre otros. Preocupado por la creciente
escasez de vocaciones eclesiásticas, estimulaba,
desde hacía varios años, a los Obispos para que
procurasen que don Bosco abriese uno o más
colegios en la isla, ayudándole para este fin;
pero los pobres Obispos, aunque llenos de buena
voluntad, tenían que luchar contra tales apuros
económicos que se les caía el alma a los pies ante
una empresa, cuya importancia desconocían, por
desgracia, hasta muchos eclesiásticos. Viendo que
sus esfuerzos resultaban inútiles por este lado
que, sin embargo, le parecía el más seguro,
dirigióse a los seglares, persuadido de que, al
correr del tiempo, irían detrás también los
eclesiásticos; puesto que, entre éstos, los había
animados de buenas intenciones y provistos de
medios, que gastarían gustosos en una obra tan
santa.
Acababa de lanzar la idea, cuando encontró un
señor, que prometía mucho sin desear más que
conocer las exigencias de don Bosco para la
fundación de un colegio, un seminario menor o un
oratorio, donde se diese buena educación a los
muchachos, haciéndoles aprender
1 He aquí los nombres de aquellos buenos
jóvenes: Juan Bautista Tomasi, Antonio Cannas,
Juan Scalas, Félix Matta y Luis Cossu.
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