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para los diversos trabajos, pero, en este mundo,
la rectitud de intención no salva a quien no hace
las cosas con cierta dosis de prudencia. Al año
siguiente, el colegio recobró vida, mientras don
José Fagnano desplegaba su actividad en un campo
en el que solamente él podía actuar con tanta
eficacia.
Antes de que terminase el año, quiso don Bosco
que todos los suyos participaran de su misma
alegría, por habérseles abierto las puertas de la
misión patagónica a los Salesianos y, al mismo
tiempo, hizo una llamada a la solidaridad común
para que nada faltara al feliz comienzo de la
empresa. Don Miguel Rúa, encargado de hacerse
intérprete de estos sentimientos del Siervo de
Dios, escribió el 18 de diciembre a los alumnos:
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(pedid, pues al Señor de la mies que envíe
operarios a su mies). Por eso, nuestro querido
Superior, don Bosco, ordena que, tan pronto como
se reciba la presente, se comience también en esa
casa a rezar todos los días un Pater Ave y Gloria
hasta final del mes de enero, para obtener que el
Señor se digne hacernos conocer los Salesianos que
El destina a aquella misión y tenga a bien
infundir en estos hermanos los sentimientos de
celo, caridad y ardor necesarios para tan bella
empresa y, entre tanto, se digne también
proveernos con abundancia de otro personal, que
supla a los que deben ir allá>>.
El día primero de Año Nuevo, don Bosco
participó la alegre noticia a los Cooperadores y
Cooperadoras en su circular ya citada. <(**Es14.256**))
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