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nuestro queridísimo Padre: Ciertamente que no
experimentaba mayor júbilo Timoteo, cuando recibía
cartas de San Pablo, su amado Padre en ((**It14.292**))
Jesucristo. íFigúrese, querido don Bosco! íCuando
nosotros leemos en el Boletín Salesiano los
principios de la Congregación Salesiana y las
primeras hazañas de nuestro Patriarca 1, se nos
saltan las lágrimas, pensando que aún vive y que
nosotros somos sus hijos! >>Qué no será recibir
ahora una carta de sus manos, ver su letra y oírle
como si hablara nuestro corazón con el mismo
afecto con que un día nos arrebataba al mundo, sin
que nos diéramos cuenta siquiera, y nos encerraba
en su querida viña Salesiana para trabajar sólo
por el Señor?>>.
Y como don Bosco le había pedido más noticias
de los indios, don Santiago Costamagna, de
momento, salía del paso enviándole una colección
de fotografías, en las que se veía a los indios
catequizados y bautizados a orillas del Río Negro
por él y por monseñor Espinosa. Una apostilla
sumaria ilustraba los detalles que necesitaban
explicación 2. Al año siguiente, un documento
oficial 3 precisaba que en el curso de aquella
misión se habían celebrado doscientos veintitrés
bautismos de niños pertenecientes a familias
indígenas y cristianas y ciento dos de adultos
indígenas.
El cardenal Desprez, Arzobispo de Tolosa,
examinaba un día con vivo interés en el mapa del
globo, colocado en su escritorio, las diversas
regiones del mundo, pensando en lo que había hecho
la Iglesia para evangelizarlas. Detuvo su atención
en la Patagonia y en la Tierra del Fuego y
reflexionaba con dolor lo poco que aquellas partes
extremas del nuevo continente habían sido
favorecidas; ya que sólo un pequeño número de
misioneros había visitado con escaso o ningún
éxito las regiones patagónicas, y ninguno había
penetrado todavía en la Tierra del Fuego.
Condolíase de esto, cuando llególe el Boletín
francés y leyó en él que los salesianos emprendían
aquellas misiones. Muy entusiasmado ((**It14.293**))
exclamó:
-íQué dichoso me siento de que le haya tocado a
don Bosco cumplir materialmente la profecía: In
omnem terram exivit son us eorum et in fines orbis
terrae verba eorum!
1 Don Juan Bonetti iba publicando entonces
aquellos capítulos, que después, extractados y
reunidos en un tomo, vinieron a ser los Cinco
primeros lustros de la Historia del Oratorio de
San Francisco de Sales.
2 Bolletino Salesiano, enero de 1880.
3 Certificado redactado por el secretario
general del Arzobispado, Francisco Arrachez, para
la Curia de Buenos Aires, 5 de noviembre de 1880.
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