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que se eleva a una cantidad muy considerable, y
para sufragar todos los demás gastos del viaje.
Para el 20 de este mes espero noticias de la
República del Sur y probablemente del mismo
Paraguay. Si fuere necesario daré al punto
comunicación de todo a V. E.
Ruégole, mientras tanto, me permita el alto
honor de poderme profesar con la más profunda
veneración, de V. E.
Turín, 16 de septiembre de 1879
Su humilde servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
No encontramos que se hablara más acerca de
Paraguay, ni entonces, ni hasta después de unos
quince años. Enviamos a los lectores a lo que
dijimos en el volumen anterior, acerca de las
condiciones políticas de aquel país.
También el Obispo de Santo Domingo había
recordado en mayo a don Bosco la promesa que le
había hecho de enviarle a sus misioneros para
marzo, según el deseo del Padre Santo 1.
((**It14.284**)) ->>Qué
responder? preguntó don Juan Cagliero, después de
leer a don Bosco la carta que le enviaba aquel
Prelado.
-Responde de esta manera, le dijo don Bosco; y
refiere la crónica: que estamos llenos de buena
voluntad con respecto a V. E. y deseamos ir a
ayudarle; pero que el Padre Santo mismo en el
momento en que buscábamos la manera de reducir el
personal de alguna casa para complacer a Su
Excelencia, nos encomienda obligaciones más
apremiantes; y, por este motivo, le rogamos, de
momento, que tenga paciencia.
Y tampoco se renovaron las peticiones para
Santo Domingo, sino pasados muchos años.
Esta necesidad de <> para abrir o proveer alguna otra,
se> repetía de vez en cuando, aun sin tratar de
las Misiones; y de ahí la queja expresada el 29 de
abril por algunos Superiores, de que el escaso
contingente de hermanos aumentaba excesivamente en
las casas el trabajo de cada uno, con detrimento
de la salud, tanto más que, en casi todas partes,
los nuestros aceptaban predicaciones y servicios
religiosos en otras iglesias. Don Bosco observó:
-Tenemos ya demasiadas cosas entre manos, sin
ir a buscar más ocupaciones; tanto más cuanto que
éstas distraen y hacen que el corazón se apegue a
ciertas impresiones exteriores, que acaso halagan
el
1 Véase: Vol. XIII, pág. 659.
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