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>>Tenía, pues, don Bosco pensado hacer este año
una expedición de Misioneros al Paraguay: Ya hemos
indicado que ésta era realmente su intención 1. En
efecto, el 3 de enero, correspondiendo
gustosamente a los apremios que le habían hecho a
este propósito, en nombre de Su Santidad, se había
apresurado a asegurar al cardenal Nina que en el
próximo octubre estarían preparados diez, entre
sacerdotes y catequistas, y otras tantas hermanas
para ir al Paraguay, donde se dedicarían a toda
obra de caridad en aquellas poblaciones sumamente
necesitadas de auxilios espirituales. Acercándose,
pues, la fecha por él fijada y renovándose las
insistencias del Delegado Apostólico, la
Secretaría de Estado le solicitó, en el mes de
septiembre, que preparase la expedición de los
diez Misioneros, los cuales tendrían que detenerse
en Buenos Aires, y no emprender viaje rumbo a
Paraguay, hasta tomar los oportunos acuerdos con
el Representante Pontificio, monseñor Angel Di
Piero, Arzobispo de Nacianzo.
En cuanto a las Hermanas, se pensaba que para
poderse colocar convenientemente desde su llegada,
era necesario que las precedieran los misioneros;
y, por tanto, se suspendiese de momento la salida.
Estas eran las instrucciones enviadas desde Roma,
donde se confiaba que don Bosco estaría en
condiciones de cumplir las promesas de enero, que
habían resultado ((**It14.283**)) del
agrado del Papa 2. Pero habíanse presentado
circunstancias imprevistas que cambiaban los
planes del Beato, que escribía al cardenal Nina,
Secretario de Estado, en estos términos:
Eminencia Rvma.:
Contestando a la respetabilísima carta de V. E.
con fecha 10 del corriente mes, me apresuro a
comunicarle lo siguiente.
Como ya había tenido el honor de manifestar a
V. E., estaba determinado que dos de nuestros
religiosos partiesen de Buenos Aires el día
primero de agosto para hacerse cargo de la
Parroquia de la ciudad de Asunción en Paraguay.
Pocos días antes de su salida, no sé qué autoridad
les aconsejó que la difirieran, en razón de la
revolución que estalló en aquella república. No sé
si las nuevas peticiones del Delegado Pontificio
son de fecha reciente, o anteriores al 12 de
agosto; de todos modos, escribo inmediatamente al
Superior de nuestros misioneros, residentes en
Buenos Aires, para que me informe de la situación
y, si parece conveniente, salgan inmediatamente
los dos religiosos mencionados, para que vayan a
su destino y preparen cuanto hace falta para los
que están destinados a la próxima expedición de
Europa. Pero sería indispensable poder recurrir a
alguna fuente de beneficencia para preparar el
equipo personal,
1 Vease Vol. XIII, pág. 665.
2 Carta de monseñor Cretoni, prosubstituto en
la Secretaría de Estado, 10 de septiembre de 1879.
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