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para que llegase a Roma con las felicitaciones de
Navidad y Año Nuevo; se hablaba en ella de los
recientes progresos en tierras patagónicas, de la
inminente apertura de una casa en Patagones y de
la colaboración prestada por las Hijas de María
Auxiliadora 1.
Sin aguardar a que sus gestiones con la Santa
Sede surtieran el efecto deseado, el 17 de
septiembre renovó por tercera vez sus peticiones a
la Santa Infancia y a la Propagación ((**It14.280**)) de la
Fe para obtener recursos en favor de sus misiones,
acompañando la petición con una copia de la carta
del Arzobispo de Buenos Aires, monseñor Aneyros,
en la que se ponderaban los méritos de los
Salesianos en la República Argentina. Las
respuestas fueron, como de costumbre, atentísimas
en la forma y negativas en la sustancia. La Santa
Infancia ayudaba únicamente a misioneros que
atendieran a bautizar, rescatar y cuidar niños
infieles y no socorría a misioneros nacientes,
mientras no poseyesen residencias destinadas a
aquellos tres fines; además, no admitía al derecho
de asignaciones fijadas a nuevas misiones, sino
cuando la Obra aumentase los medios que le
hicieran posible extender la esfera de su
beneficencia.
En esta carta encontramos una preciosa alusión
al Director General, que se complacía de lo oído
en el Congreso de Angers, sobre las <> del Beato. Aquel Congreso, celebrado poco
antes, se había ocupado exclusivamente de
instituciones obreras católicas; Ernesto Harmel,
hermano de León el bon pŠre (buen padre) de Val
des Bois, había leído en él un informe sobre la
naturaleza y desarrollo de las escuelas
profesionales fundadas por don Bosco. De este
Congreso tenemos otro recuerdo. Un sacerdote de
París, el abate Machiavelli, conocido en Francia
por su apostolado social y su competencia en
cuestiones obreras, incardinado entonces en la
diócesis de Nancy, pedía al Oratorio, el año
siguiente, informes detallados sobre la Obra de
don Bosco, que, según decía, había oído alabar
grandemente en el Congreso de Angers y de la que
sólo conocía la existencia 2. Se le enviaron los
números publicados hasta entonces del Boletín
francés, que había ((**It14.281**)) hecho
su primera aparición en abril de 1879 y, además
1 Véase: Apéndice, doc. núm. 38 A-B.
2 Carta al P. Pozzan, administrador del
Boletín, Nancy, 16 de abril de 1880. Decía el
abate: <>. El contestaba a una carta de quien había
pedido a aquella Curia el Añalejo diocesano para
saber las direcciones de los curas, a quienes
enviar el Bulletin Salésien.
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